El rostro infantil de la pobreza

         El ultimo informe de UNICEF confirma, con el dramatismo de la verdad, el impacto de la crisis en los niños españoles.  La pobreza en España ya tiene un rostro infantil. El 26 por ciento de los menores viven en hogares que están por debajo del umbral de la pobreza. Uno de cada cuatro.
 
         Ha crecido en España el número de hogares con adultos que ya no tienen trabajo ni tampoco prestaciones sociales y además tienen menores a su cargo sufriendo las terribles consecuencias. La crisis es implacable, no perdona a nadie, y parece cebarse más duramente con estas familias.
 
        El mal se incrementa cada año. El numero de hogares pobres con menores ha crecido en nuestro país, nada menos que un 120 por ciento entre 2007 y 2010. Es un escándalo bochornoso que hoy estemos encabezando  el ranking de la pobreza infantil. Tenemos la cifra más alta de todos los países de la Unión Europea de los 15, y solamente nos superan Rumanía y Bulgaria en la Europa de los 27.
 
         Proteger a los niños castigados por la crisis tiene que ser la primera obligación de las administraciones públicas y las instituciones sociales. El coste de no actuar con urgencia comprometerá el crecimiento y el bienestar de nuestra sociedad a medio y largo plazo. No podemos cercenar el futuro a tantos inocentes.
 
         Los psicólogos advierten de otro peligro. Los niños sufren como algo propio la desesperación de sus mayores, y los problemas que la crisis causa en las relaciones familiares. Muchos niños se sienten culpables de la situación creada en una familia que ha perdido todo lo que tenía y no encuentra una salida a sus problemas. Además de la pobreza material, nuestros niños se inician en la depresión y en la desesperanza.
 
        
         Nuestros menores no se merecen que los tratemos así.  Frente a la España del despilfarro y del derroche, la España de los negocios sin corazón y la riqueza desmedida, la España del  lujo y del desenfreno, está esta otra España, real, auténtica y dramática, una España llena de niños que se encuentran en la pobreza extrema. Uno de cada cuatro menores es pobre.  Parece increíble, pero desgraciadamente es cierto. Uno de cada cuatro. Se nos tendría que caer la cara de vergüenza.