jueves 24 de mayo de 2012, 07:58h
No hay
una Galicia, hay miles. Y seguro que cada una de ellas está protegida por su
meiga. Nos dejamos llevar de la magia de estas Galicias múltiples,
insólitas, diseminadas en la tierra
verde de los viejos celtas, enraizadas en la patria de Breogán, el padre
mitológico de los gallegos.
Son las numerosas Galicias que se despliegan
en sus cuatro provincias, en sus 53 comarcas, en sus 315 municipios, en sus
3.778 parroquias. Aquí conviven todas ellas, la galicia de la agricultura intensiva
y la galicia fabril, la galicia marinera, y la montañosa, la galicia de los
umbrosos valles y la de las ribeiras sacras.
No hay
una Galicia. Hay miles. La Galicia de
vinos cordiales y de guisos caseros, de increíbles pescados, de colosales
mariscos, y de untuosos caldos con recetas que se pierden en la noche de los
tiempos. La Galicia donde las estrellas tienen su campo para dormir sus sueños
de infinitud, y los peregrinos encuentren el premio de su largo caminar en la figura
de un apóstol mitológico y acogedor. La Galicia del fin de la tierra, donde se
funden todos los conjuros, y la Galicia del inicio de la singladura, inmenso
puerto de partida donde los barcos ponen rumbo a todos los mares del planeta. La
Galicia de ríos tranquilos y de rías
sensuales, lenguas de mar que penetran en la tierra en un deseo de hacerla suya
para siempre. La Galicia de leyendas,
encantos y brujerías, y la Galicia de realidades, proyectos y dinamismos. La Galicia
tradicional y moderna, continental y atlántica, conservadora y conversadora,
tierra amable que atrapa al pasajero con la dulzura de su acento, país de
morriñas y saudades, de gaitas y muñeiras, donde la tristeza se hace sonrisa, y
la alegría se vuelve melancólica.
Entre estas
mil Galicias, hemos situado nuestra
tienda en Vigo, la ciudad gallega más populosa, ciudad portuaria e industrial,
donde la pesca, el comercio, el turismo, se acomodan en una ría llena de
encanto, cerrada por las islas Cies, las islas de los Dioses.
Vigo, una
ciudad donde los atardeceres muestran un sol que se esconde en el Océano, y en
las barcas que arriban a puerto se escucha el viejo cantar marinero: Vexo Vigo, vexo Cangas, / Tamen vexo
Redondela, / Vexo a Ponte de Sampayo / Camiño d'a miña terra.
No hay una Galicia, son miles.
Y entre ellas, está, como no, la
Galicia ardiente que lucha por salir del marasmo de la recesión, la Galicia que
se encuentra a sí misma en el desafío de la supervivencia, la Galicia que se labra
con esfuerzo y cohesión un futuro mejor al que tiene plenamente derecho.
Esta es la Galicia imperecedera, capital
inmaterial de la Europa del Espíritu, bien distinta y bien distante, de esa
otra Europa atiborrada de mercados y
mercaderes.
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (1)
7119 | Cuquiña - 24/05/2012 @ 14:04:28 (GMT+1)
Precioso canto a Galicia que describes con acertada precisión, se ve que conoces su espíritu, sus valores, sus sueños, sus esperanzas, y sus silencios y completo tu canción:
Vexo Vigo, vexo Cangas tamén vexo Redondela
vexo o Ponte de Sampaio camiño da miña terra
Vexo Vigo, vexo Cangas tamén vexo Redondela
Vexo o Ponte de Sampaio camiño de Pontevedra.
Gracias por tu bonito escrito
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