Es rigurosamente cierto
que el ex presidente del Gobierno y del PP,
José María Aznar, se ha alejado de
la sede central de su partido a la misma velocidad con la que desde el núcleo
central del poder de Mariano Rajoy se alejan de todo lo que supuso la época de
Aznar al frente del PP,
como ya les contamos en Diariocrítico. Pero no es menos
cierto que dirigentes de la 'vieja guardia' ya no ocultan su disgusto con
Rajoy
y con su 'número dos',
María Dolores de Cospedal, por cómo están
(mal)conduciendo la crisis interna abierta sobre todo por el 'caso Bárcenas'.
Es cierto también que el
poder de Aznar dentro del PP ha desaparecido casi por completo, pero desde la
Fundación FAES, en la que se ha refugiado el ex presidente, la crítica a Rajoy
por parte de los 'patronos' apenas se contiene. Y no es sólo por la mala
gestión -dicen- de la 'crisis Bárcenas', sino porque no ven en Rajoy el pulso
firme que, según afirman, necesita el país para embridar definitivamente la
crisis.
En la calle Génova son
conscientes de esas críticas internas, sobre las que hacen sordina, pero miran
con gran recelo determinadas reuniones que se producen de forma más o menos
reservada. Por ejemplo, una reciente cena en casa de
Miguel Ángel Cortés a la
que asistieron varias decenas de personas entre las que se encontraban desde el
ministro
Wert al " chambelán" de la Casa Real,
Spottorno, pasando por
el propio
Aznar,
Ana Botella,
Esperanza Aguirre y
Eduardo Zaplana entre otros
dirigentes de hoy y de ayer del Partido Popular.
Era una cena 'normal',
dicen en el entorno de Aznar, pero ha servido para despertar los demonios internos
que supuestamente ponen en cuestión y critican la gestión de Rajoy y de
Cospedal al frente del partido y de sus respectivos gobiernos. Rajoy, de
momento, calla, como con casi todo, esperando que la situación se resuelva por
sí misma.