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Zapatero, otro ex que resurge...¿para qué?

Zapatero, otro ex que resurge...¿para qué?

miércoles 19 de junio de 2013, 12:18h
Tras un largo período en el que estuvo desaparecido, José Luis Rodríguez Zapatero va emergiendo lentamente. Es un Zapatero elegante, conciliador, sin atisbo de mala baba y que, la verdad, no es que parezca aspirar a regenerar el mundo: da pocos titulares más allá de lo que significa su comprensión hacia los malos momentos que vive su sucesor, Mariano Rajoy. La semana próxima le tendremos en la tribuna del Club Siglo XXI, donde otro ex, José María Aznar, brilló con su propia y polémica luz no hace muchos días. Se diría que es el momento de los ex, que renacen. O no... que diría Rajoy.
 
Creo que de los tres ex presidentes del Gobierno que pueden dar testimonio de su paso por La Moncloa -nunca lamentaremos lo suficiente ni el estado inconsciente de Adolfo Suárez ni el fallecimiento de Leopoldo Calvo-Sotelo; cuánta falta harían en estos momentos desconcertados...--, Zapatero es el que está actuando de manera más conforme a lo que se espera de lo que Felipe González, con acierto, calificó como 'un jarrón chino': no molesta, se conforma con su rincón, no busca hacer fortuna entre los ricos del mundo, trata de no enconar (más) los ánimos patrios. A González y a Aznar les hemos reprochado muchas veces sus inasistencias a actos protocolarios en los que deberían estar, su afán por el medro económico, el mantener en sus almas un ánimo de 'vendetta' muy poco conciliador. De Zapatero, que no se fue precisamente por la puerta grande, sabíamos poco, y ahora que habla, sabemos aún menos: arriesga muy pocas opiniones, y dicen que escribe un libro más didáctico que revelador de los secretos que conoció cuando mandaba: quizá ahora haya emergido para irlo anunciando, quién sabe.
 
Siempre dije que la Historia haría justicia a ZP. Hoy, su nombre aún provoca un considerable rechazo: demostró escasa perspectiva, demasiada ingenuidad y un enciclopédico desconocimiento sobre temas cruciales. Hizo cosas que jamás debió hacer, y no hizo otras que sí debió haber acometido. Para mí, fue un misterio permanente: ni sus más íntimos podían presumir de conocerle, quizá porque no había mucho que conocer, o porque tratar con él inducía frecuentemente al desconcierto. Pero fue un patriota, arriesgó cuando había que arriesgar -por ejemplo, en las negociaciones con ETA-y no creo que a nadie le quepan dudas sobre su honradez. Estoy seguro de que se alegra si escucha a Mariano Rajoy decir que estamos entrando en época de 'optimismo vigilante' en el terreno económico, sea eso lo que fuere. Y también estoy seguro de que de él no saldrá ni media crítica a su sucesor y ex adversario en La Moncloa, ni tampoco hacia quien le sustituyó al frente de la Secretaría general del PSOE, a quien más bien estoy convencido de que apoyará en su difícil trayectoria actual.
 
Pero no nos equivoquemos: ni González, ni Aznar, ni Zapatero tienen ya nada que hacer en las trincheras de primera fila de nuestra política, que ya está amortizando incluso a los rostros -Rajoy, Rubalcaba-- que ostentan algún poder en los lugares preeminentes.


>> El blog de Fernando Jáuregui: 'Cenáculos y mentideros'>>
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