Baviera, por ejemplo

            Baviera, que fue reino histórico y auténticamente independiente, hasta 1870, es un "Land" exigente y peculiar pero leal a la unidad alemana. Con casi trece millones de habitantes, al antiguo reino no se le ocurrió aprovechar la catástrofe del III Reich en 1945 para desvincularse sino que reconoció la Ley Básica de la República, no poniendo como condición ningún "derecho a decidir" de sus habitantes sino la aprobación de su relativo autogobierno por una mayoría de los dos tercios de los otros "Länder" de la Federación Alemana, de acuerdo con la Constitución de 1949.
 
            La antigua independencia de Baviera se frustró cuando una guerra, llamada "guerra germana", enfrentó a Austria con Prusia. Baviera tomó partido del lado austríaco y, al perder la guerra Austria, Baviera hubo de integrarse en Alemania ya que no era practicable un estado independiente antigermánico. En Baviera dominaba el catolicismo y en Prusia el protestantismo. Baviera mantiene una tradición cultural y una lengua bávara que se habla en grandes áreas del país pero que no pretende ningún exclusivismo. El idioma oficial de Baviera es el alemán estándar sin que ello impida que una mayoría de la población hable bávaro. Alemania aunque ha firmado la Carta Europea de Lenguas Regionales no ha incluido al bávaro como tal lengua regional, quizá porque su familiaridad con la lengua germánica hace que sea considerada una modalidad de la misma lengua. España si ha notificado como regionales cinco lenguas a "proteger, reconocer y promover" que son los idiomas catalán, valenciano, gallego, vasco y aranés. En relación con los asuntos de competencia de la Unión Europea, Baviera participa, como los otros "länder" a través de su representación en el Bundesrat o Cámara Alta. En esta cámara Baviera tiene 6 miembros de los sesenta y nueve que la componen, que votan en bloque, con disciplina de voto impuesta por el gobierno territorial al que representan.
 
            Electoralmente predomina siempre en Baviera la "Unión Social Cristiana", sea cual sea el signo del gobierno central de Alemania, lo que enfatiza la conciencia propia y singular de Baviera. El resultado de la política educativa de Baviera fue analizado por las Fuerzas Armadas alemanas entre sus soldados y dio el dato de que los bávaros integrados en el ejército dan la media más alta de inteligencia dentro de Alemania y los gobernantes de Baviera esgrimen este dato  como logro de un sistema educativo más exigente, inclusive en valores de participación solidaria dentro de un todo mayor. La fuerte identidad de Baviera es fruto de sentimientos más que de leyes y constituye un "modus vivendi" real más que una tesis jurídica, que se desarrolla sin violencias ni graves conflictos. Allí nadie piensa que Alemania les "roba" y no les pasa por la imaginación una independencia que los aparte de la Unión Europea ya que los bávaros se consideran absolutamente "eurófilos".
 
            Esta próspera realidad de Baviera no debe figurar entre los ejemplos a gusto de Artur Mas y compañía que, antes que parecerse a unos bávaros, se presentan como unos bárbaros en la Europa de nuestros días. Como resultado de tal barbarie separatista se habla, en el mundo económico, del "riesgo catalán", en contraste con la prosperidad de Baviera que tiene la mitad de paro que el resto de Alemania y solo el 2,7% entre los menores de veinticinco años. El secesionismo pasa factura allí donde se jalea, aunque solo sea como delirio. La economía siente aversión a las incertidumbres y a los alborotos y señala como inmaduros y faltos de sentido práctico a los políticos que pierden el tiempo y el dinero en batallitas nacionalistas.