Por la senda de la regeneración

Alberto Núñez Feijóo ha presentado en el Oratorio de San Felipe Neri de Cádiz -cuna de La Pepa, la Constitución liberal de 1812, primera constitución de la nación española-, un plan de regeneración institucional basado en sesenta medidas.

Esas medidas iniciales de gobierno Feijóo se compromete a ponerlas en práctica en sus primeros cien días de ejercicio del poder, si es que el pueblo español le otorga su confianza. Las principales serían la defensa de las instituciones y la recuperación de la confianza en la democracia. Ambos son los ejes sobre los que Feijóo aspira a consolidar su primer compromiso en el año electoral. Y no de menor calado es esa otra propuesta que fija como objetivo el fortalecimiento de las Cortes Generales tanto en su labor legislativa como en el control del Ejecutivo. Pero incluye también, y entre muchas otras, las de reforzar la independencia de la Fiscalía General del Estado, corregir la ley del 'solo sí es sí' y volver a incluir en el Código Penal los delitos de sedición y el de referéndum ilegal.

El Oratorio de San Felipe Neri recupera así el valor formal de acoger un nuevo y leal compromiso de un líder con todo el pueblo español. En realidad todos ellos deberían ser asumidos por todos los partidos que defiendan la Constitución Española de 1978, así es que ya sabemos quienes no van a sentir esa declaración y compromisos como reglas “naturales” del juego democrático: el gobierno de Sánchez y todos sus socios de izquierda radical, que ven en este desconcierto político e institucional el río revuelto perfecto que más y mejores perspectivas presenta para la consecución de sus objetivos independentistas y desestabilizadores en el menor plazo posible.

Pero, ¿por qué creer a Feijóo y no a Sánchez? Obviamente este último no ha parado de darnos razones continuadas durante estos últimos cuatro años para desconfiar eternamente de él: Dime lo que prometes y te diré que es exactamente lo que no harás.

Hemos visto ya que Pedro Sánchez desconoce absolutamente qué es una verdad, y que su estado natural es la falacia, la impostura, la mentira y la traición a la palabra dada públicamente. Pacta con los enemigos de España y únicamente por mantenerse en Moncloa, no por el bien de todos los ciudadanos.

Bien hace Feijóo distanciándose de las formas que han regido en esta etapa sanchista y firmando un pacto por escrito, con luz y taquígrafos, con toda la nación, comprometiéndose así a deshacer lo que está mal hecho, y a no seguir por la senda de la autocracia y del autoritarismo que viene vaciando de contenido hasta la función más sagrada de la democracia, la de legislar en conjunto, desde el Parlamento y no a través del abuso sistemático y sostenido del decreto-ley.

Ahora, a esperar que el pueblo hable, a que las urnas reciban la voluntad que libremente expresen democráticamente los españoles con derecho a voto.