El baccarat es conocido por ser uno de los juegos de casino más elegantes y tradicionales. Siempre ha estado asociado al lujo, a películas como las del agente 007 James Bond. Y a las mesas de los casinos más elegantes como los de Montecarlo o Mónaco que tienen incluso obras de arte dedicadas al juego.
Pero más allá de la imagen sofisticada que muchos se hacen en su cabeza, es un juego en realidad bastante sencillo. Se entiende fácil y se puede practicar en un momento. Ahora, gracias a los casinos en línea, se ha convertido en una opción que está al alcance de todo tipo de jugadores. Tanto si eres un jugador principiante como si tienes mucha experiencia, puede ser una forma de entretenerte rápida y emocionante.
El funcionamiento básico es fácil de entender. Se juega entre dos manos. Una para el jugador y otra para la banca. A diferencia de otros juegos de mesa como el póker o el blackjack, aquí son las reglas las que definen casi todo lo que ocurre y no tanto las decisiones de quien juega. Solo tienes que elegir con qué mano apuestas: si vas a favor del jugador o de la banca o por un empate entre las dos.
El fin del juego es predecir cuál de las dos manos se acerca más a los nueve puntos. Según el valor de las cartas se calcula ese total. Las que van del dos al nueve tienen el valor que indican; los ases valen un punto y las figuras, junto con el diez, son un cero. Así que si una mano se pasa del nueve se cuenta solo la cifra de la unidad. Por ejemplo, si hay una combinación de ocho y nueve tendríamos un 17, pero en el baccarat sería solo siete.
Cómo funciona el juego
Cada vez que empieza una partida, tanto el jugador como la banca reciben dos cartas. Según las normas, se puede repartir una tercera carta a alguna de las manos. Y aunque las apuestas parezcan simples, tienen rendimientos diferentes. Si apuestas, por ejemplo, por la mano del jugador y es la que gana, el premio se abona en proporción de uno a uno. Pero si lo haces por la de la banca, puede que el casino que hayas elegido aplique una comisión que le da una ligera ventaja estadística.
Hay una tercera posibilidad y es la de la apuesta al empate. Se suele pagar ocho a uno o nueve a uno, porque la posibilidad de conseguir el empate es mucho más escasa. Es una opción tentadora por la recompensa, pero hay que saber siempre que es mucho más difícil que ocurra. En la baja ventaja que tiene la casa reside una de las características que hacen al baccarat online tan atractivo. El margen está cerca del 1 % lo que lo hace más interesante que otros juegos de los casinos que pueden tener márgenes más altos. 
Hay muchas opciones y los casinos en línea las han potenciado para adaptarse a los perfiles cada vez más variados de los jugadores. La versión clásica, que se conoce como punto y banca, convive con el baccarat mini, una versión con mesas más pequeñas que se juega más rápido y tiene también límites de apuesta más bajos. Si estás empezando, puede que esta sea la opción que mejor se acomode a ti.
Por otro lado despunta el baccarat en vivo, una de las grandes innovaciones del mundillo de las plataformas digitales. Con una transmisión en streaming, puedes jugar con un crupier real que reparte las cartas a la vez que estás jugando. Así parece que estás en un casino físico e incluso puedes interactuar con los otros jugadores de la mesa. Después hay otras modalidades menos conocidas, como el baccarat con apuestas secundarias que te da opciones adicionales, como predecir si habrá un tres o cualquier otro número en las primeras cartas que se repartan. Con estas versiones se añade emoción a la experiencia.
Aprovechar bonos y promociones para disfrutarlo más
El baccarat no ofrece muchas posibilidades de intervenir activamente, porque las reglas determinan casi todos los movimientos, pero hay algunos métodos y estrategias que sí se pueden aplicar. Por ejemplo, métodos para gestionar tu presupuesto o un sistema de apuestas progresivas. O usar algún sistema como el de Fibonacci, que supone cambiar el importe de la apuesta en función de los resultados que ha habido antes.
Lo mejor es que si juegas en línea puedes acceder desde donde quieras y cuando quieras. Con tener conexión a internet es más que suficiente para sentarte virtualmente en una mesa a cualquier hora del día. También puedes encontrar límites de apuestas muy variados en las plataformas de juego en línea. Así que si estás empezando, puedes participar con apuestas bajas para probar y aprender.
Muchas tienen también bonos de bienvenida y promociones que te pueden servir para alargar el juego y disfrutar un rato más de él. También puedes usar versiones gratuitas, que suelen estar disponibles en muchas salas online, para familiarizarte con el baccarat. Cuando te lances a jugar con dinero real, lo mejor es establecer un presupuesto fijo y respetarlo. El objetivo debe ser pasarlo bien. Y el baccarat lo tiene todo para que así sea. Es sencillo y emocionante. Además, es cómodo porque se puede jugar desde cualquier lugar.