El día del orgullo zurdo

La pasada semana se celebró el Día Internacional de los Zurdos. Así las cosas, va a llegar el día en el que ya no haya fechas en el calendario anual para tantos días internacionales, o que haya una fecha específica en la que se celebre el Día Internacional de Todo, o de los Días Internacionales.

    Este tipo de celebraciones comenzó como una especie de recordatorio para la sensibilización y la reivindicación de colectivos marginados, olvidados o desfavorecidos y ha acabado siendo algo bien distinto. Celebración del día Internacional de los Zurdos, del orgullo zurdo, como si quien prescinde de la mano o del píe derecho para los movimientos fundamentales de su vida, fuera un tarado, alguien con un defecto físico que implica una especie de marginación social y es preciso revindicar esta condición para llegar a una conciencia colectiva que proteja, ayude y de facilidades al zurdo. Con todos mis respetos, me parece una estupidez celebrar el día de los zurdos como se celebra el día sin coches, el día sin ruido o el día de cualquier orgullo.

   Ser zurdo no es una forma de vida, sino un hábito con el que se nace o se adquiere y que no supone ninguna merma física o material en la vida cotidiana del individuo. En Madrid se comenzó circulando por la izquierda, cosa que todavía hacen los ingleses; del hábil en el manejo de la situación se dice que “tiene mano izquierda”; del que se hace pasar por progresista se dice que “es de izquierdas” y vistas la cosas en este país parece que ha habido siempre muchos progresistas o zurdos ideológicos interesados, contando con la habilidad que algunos diestros tienen para cambiar y manejar la izquierda cuando la situación lo aconseja. Algunos puntillosos se quejarán de la falta de igualdad entre diestros y zurdos, porque la caprichosa naturaleza ha querido que el mundo gire a la derecha y el hombre ha provocado que también lo haga el reloj, incluso en cuestiones de tráfico, que tengan preferencia de paso los que vienen por la derecha.

   En el toreo, los pases más puros se dan por la izquierda y se les llama naturales, como si los derechazos fueran artificiales; se dice de los mejores futbolistas, que tienen buena zurda; el zurdazo en el balompié es más valorado que el derechazo y hasta la izquierda tiene casa común, mientras que la derecha no cohabita.

   El Día Internacional de los Zurdos, o del orgullo zurdo, me parece una solemne tontería, porque ser zurdo no es una desgracia, ni siquiera una tara, pero ya se sabe que hay un día para todo. Por cierto, Rafa Nadal es zurdo.