Fuentes del gabinete que dirige Juan Ignacio Zoido habrían asegurado a ‘El Periódico’ que no hubo “ninguna instrucción especial ni orden extraordinaria” para los 3.500 agentes que se desplegaron para el encuentro entre el Barça y el Sevilla.
De esta manera Interior se desvincula de la decisión, si bien respalda la actuación de los mandos del operativo al considerar que su actuación “fue la habitual en eventos de este tipo” argumentando que la Policía se limitó a aplicar la ley vigente para evitar enfrentamientos o disturbios.
La Policía interpretó que estos símbolos podrían haber aumentado el riesgo de violencia, no obstante, los partidos independentistas así como IU y Podemos apreciaron un fondo político en la decisión de vetar las camisetas amarillas y consideraron que se trató de un ataque a la libertad de expresión.
Esta polémica se suma a la que el propio ministerio del Interior provocó antes del encuentro en las redes sociales donde emitió una llamada a la reflexión sobre lo que se considera un delito de terrorismo y que muchos interpretaron como un intento de vetar los pitos al himno de España.