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En los 80s la madurez interpretativa del gran Paul Newman

En los 80s la madurez interpretativa del gran Paul Newman

domingo 28 de septiembre de 2008, 04:27h

Murió Paul Newman uno de los más grandes actores de todos los tiempos de Hollywood

Paul Newman en 1983.Llega la gran madurez interpretativa del actor llega con su aparición en la superproducción que, junto a la anterior Aeropuerto de 1970, inicia el subgénero de cine catástrofe: El coloso en llamas (1974), de Irwin Allen y John Guillermin, al lado de otras estrellas como Steve McQueen, Faye Dunaway o Richard Chamberlain. Su siguiente proyecto es una secuela de "Harper" que tiene buen tono narrativo: Con el agua al cuello (de Stuart Rosenberg).

Sin embargo, con este film se inicia una especie de declive en la carrera del intérprete, y la calidad de sus films posteriores empieza a ser más irregular: Buffallo Bill y los indios (1976), bajo las órdenes de Robert Altman, divide a crítica y público pese a conseguir el Oso de Oro en el Festival de Berlín y a la innegable calidad de algunas escenas y a su gran reparto (Joel Grey, Geraldine Chaplin, Harvey Keitel,...; El castañazo (1977), de George Roy Hill, sólo consigue atrapar al público medio con una historia sobre el hockey donde Newman depura su método interpretativo para los papeles ligeros y brilla al lado de Melinda Dillon y Michael Ontkean.

El día del fin del mundo (1980), de James Goldstone, intenta resucitar un cine de drama-catástrofe que empieza a caer en el olvido con Newman, William Holden, Jacqueline Bisset y Burgess Meredith como mayor reclamo; Distrito apache: el Bronx (de Daniel Petrie), es un mero vehículo de lucimiento para el actor, de convencional trazado pero con un par de escenas memorables y excelente interpretación de Edward Asner; el telefilm La caja oscura, que continua su línea de cine comprometido en la dirección, esta vez tratando la historia de las personas que sufren enfermedades mentales; y Ausencia de malicia (1981), de Sydney Pollack, drama político donde Newman borda en un cambio de registro un papel de (presunto) cínico-liberal-corrupto emparejado a la siempre destacada Sally Field.

En 1982 el cotizado actor resurge para ofrecer una de las mejores interpretaciones de toda su carrera, nominación al Oscar incluída, en  Veredicto final de Sidney Lumet. Basada en un guión de David Mamet y con estructura teatral, Lumet construyó una pieza de enorme solidez, contundente y patética que deslumbra por su sencillez narrativa, los grandes trabajos de dos inmensos Charlotte Rampling, Jack Warden, James Mason y Milo O´Shea y su confeso coqueteo con el eterno cine de perdedores, tan querido por el cine norteamericano clásico. La historia de un abogado fracasado que se encuentra con un caso fácil en apariencia pero con trasfondo de poder -sin comparar con cómo se hubiese rodado en plan telefilm de sobremesa-, logra conmover de principio a fin. Tras este alabado papel, Newman reactiva su carrera y logra la respetabilidad definitiva con Harry e hijo (parcial autobiografía en sus relaciones con su hijo mayor, con el que salda cuentas a través de la realización del film) y, sobre todo, con la revisitación de "El buscavidas" que Martin Scorsese le brinda en 1986: El color del dinero le hace ganar un merecidísimo Oscar al mejor actor, a la par que su último gran trabajo en pantalla. En 1987 rueda su último film hasta la fecha como director: una adaptación de El zoo de cristal de Tennessee Williams que recibió buenas críticas y que, ciertamente, se ve con interés por resultados y reparto (Joanne Woodward, Karen Allen y John Malkovich).

Desde entonces, el  siguió rodando films, la mayoría en colaboraciones de lujo o papeles principales, entre los que destacan títulos como Creadores de sombra de Roland Joffé en 1990, la preciosista pero poco valorada Esperando a Mr. Bridge de James Ivory, la costumbrista Ni un pelo de tonto de Robert Benton, el excelente thriller con aroma de clásico Al caer el sol del mismo director (con un magnífico Newman secundado por Susan Sarandon y Gene Hackman), y la magnífica y nada despreciable Camino a la perdición (2002) de Sam Mendes, junto a Tom Hanks y Jude Law.

Por su aspecto bien parecido y sus ojos azules, Newman pudo haber sido un importante actor de cine romántico, pero buscó algo más que eso. Newman fue uno de los pocos actores que tuvieron una buena transición entre el cine convencional y moralista de los 50, y el cine más libre y comprometido de los últimos 60 y 70 del siglo XX.

Una de sus últimas apariciones corresponde al film de animación de la productora Pixar Cars, en la cual aporta voz a Doc Hudson, uno de los personajes. El 25 de mayo de 2007, a sus 82 años, anunció su retirada definitiva del mundo del cine. A principios de 2008 se le detectó un cáncer de pulmón y según los médicos le quedarían semanas de vida.

Galardones  Paul Newman ha sido nueve veces nominado al Oscar de la Academia como actor: La gata sobre el tejado de zinc caliente (1958), El buscavidas (1961), Cuando se tienen veinte años (1962), Hud, el más salvaje entre mil (1963), La leyenda del indomable (1967), Veredicto final (1982), El color del dinero (1986), Ni un pelo de tonto (1994) y Camino de perdición (2002)(candidato al Oscar al mejor actor de reparto). Su Oscar conseguido por el film de 1986 llegó un año después de que recibiese el Oscar honorífico por sus "múltiples y memorables interpretaciones en pantalla", y el actor reconociese perder la esperanza de obtener uno "de verdad" por una sola interpretación. Además fue candidato en "y se la re come" dijo una ocasión como productor por Rachel, Rachel. También se le concedió el premio especial de la Academia, Premio Humanitario Jean Hersholt, en 1994.

También fue nominado en 2003 al Emmy por su interpretación en Our Town, y en 2005 ganó el Premio Emmy al mejor actor de reparto por su papel en la lujosa miniserie Empire Falls. En 2006, ganó el Globo de Oro como mejor actor de reparto por la misma actuación.

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