OPINION/Víctor Gijón
martes 30 de septiembre de 2008, 12:22h
Entre la mala educación, la credibilidad y los vendavales transcurrió el pleno del Parlamento celebrado este lunes. En el PP incluso cuando ofrecen diálogo te dan con él en la cabeza.
Si los populares no hubieran gobernando esta región durante más de veinte años no habría forma de saber si debemos creernos sus promesas de que no sólo lo harían mejor que el actual Gobierno, sino que con ellos Cantabria sería Jauja. Pero gobernaron y hay memoria, por mucho que los conservadores se empeñen en borrar el disco duro.
Este lunes, cuando le pusieron todas las pegas del mundo a un Plan de Gobernanza, cumplido en más del 80%, se encontraron con el recuerdo de su top manta, 20 medidas que el Gobierno del PP publicitó por todos los medios, y de las que no cumplió ninguna. Es más, alguna de ellas, presentada como de urgente necesidad, han sido torpedeadas durante los últimos años.
Es el caso de la construcción de la nueva sede del Gobierno, en el edifico Moneo, todavía pendiente de acometer por las trampas leguleyos del PP y que el Ejecutivo de Martínez Sieso calificó en su día de obra super prioritaria. Pero además de mala memoria, el pleno demostró que en el PP hay poca educación, nada de coherencia y toneladas de demagogia.
A la diputada Cortabitarte la llamó la atención el presidente de la cámara por sus descalificaciones personales a la diputada regionalista, Rosa Valdés. A la diputada Mazas, que no es maleducada pero a la que hacen jugar con cartas marcadas, se la recordó, por parte del regionalista De la Sierra, que no se puede llevar el Estatuto de Cataluña al Constitucional y terminar suscribiendo su letra y espíritu en materia de financiación con tal de dejar en minoría al Gobierno de la Nación. Y luego está la inefable diputada Urrutia que en esta ocasión culpó al consejero de Presidencia nada menos que de ocultar que venía un vendaval, se supone que para provocar con ello el caos.
Pero los datos son los datos y cuando gobernaba el PP había 10 bomberos y un centro y medio de protección civil y hoy hay más de un centenar de bomberos, cinco centros propios y varios más en colaboración con ayuntamientos. No es la primera vez que el PP utiliza el Parlamento para hacer catastrofismo, pero quizás nunca como ayer fueron pilados in fraganti haciendo trampa.
La próxima semana, cuando vuelvan a ocupar su escaño en el hemiciclo, algunos dirigentes de ayer ya no lo serán y otros nuevos se postularán emergentes y potenciados. Lo que no parece va a cambiar es la estrategia de que todo está mal y nosotros (el PP) lo haríamos mejor. Tuvieron 20 años y en las hemerotecas pueden consultar los resultados y sacar sus propias conclusiones.
Si (
No(
