www.diariocritico.com
Quintana por las nubes

Quintana por las nubes

lunes 06 de octubre de 2008, 15:09h

El vicepresidente de Igualdad y Bienestar de la Xunta de Galicia, el nacionalista Anxo Quintana, como era de esperar, fue proclamado (ungido, más bien) como candidato del BNG a la presidencia. El 95% de los delegados, con o sin cara de búlgaros, votaron por él. ¡Vaya novedad! Desde que el Bloque Nacionalista Galego pisó moqueta oficial y tocó poder, mandando al carismático Xosé Manuel Beiras al trastero, Quintana se ha hecho con todos los resortes internos de su formación. Ciertamente, en el cogollo de la misma, como núcleo duro, se encuentra la Unión do Povo Galego (UPG), organización de corte marxista-leninista, vestal que se apropia del sagrado fuego de la galleguidad y que se encarga de administrar digeribles píldoras ideológicas para consumo propio y guión de quienes militan en la formación frentista, el BNG, entendido como un conglomerado, una especie de ensaladilla rusa, en cuyo interior cabe –y no es metáfora—todo el bloque ideológico presente en el Parlament de Catalunya, con la única frontera de la llamada “cuestión nacional”, que es privativa de la interpretación que de ella haga la UPG.

En sus tres años de vicepresidencia, Quintana se ha revelado como el pragmático que es. Y si exceptuamos a su paisano de Allariz, Alfredo Suárez Canal, consejero de Medio Rural y el único del gobierno bipartito gallego que, encuestas mediante, obtiene una aceptación popular superior a los 5,2 puntos, no hay conselleiro que le haga sombra. Anxo Quintana es la imagen única del Benegá. Ya se ha encargado él de que así sea. Y sin pararse en barras, ya que al modo de Manuel Fraga, se nos ha especializado en fiestas, romerías y merendolas –siempre con dineros públicos—en las que concentra a miles de personas mayores. Lo de Fraga y los viejos, claro, era reaccionario. Lo de Anxo Quintana, naturalmente, no. Es progresista –dicen sus voceros-- ya que acerca a las generaciones mayores la auténtica realidad de Galicia y la de quienes, por bendición divina, rigen sus destinos.

El pragmatismo de Quintana le lleva a tratarse asiduamente –en actos nacionalistas vascos y catalanes es figura habitual—con PNV y CiU. Las tres formaciones suscribieron la llamada Declaración de Barcelona. Las tres fuerzas políticas formaron el pool Galeuscat. Y todo indica que Quintana y, por ende el BNG, han derechizado su discurso político. Quintana se ha empeñado –a los hechos se remite el columnista—en que el Benegá sea como Convergència i Unió o el Partido Nacionalista Vasco. Son el modelo a seguir. Formaciones interclasistas, muy apegadas a sus respectivos tics nacionalistas, y dispuestas --leninistamente, vaya paradoja—a impregnar todo el tejido social hasta que Euskadi, Cataluña y Galicia se confundan y se amalgamen, respectivamente, con PNV, CiU y el BNG.

Y en ello anda Anxo Quintana. Ha conseguido que el Benegá abandone su asamblearismo tradicional y que empiece a actuar como un partido, mediante delegados. Ha enviado a las tinieblas exteriores no sólo a Beiras (con su testimonial Encontro Irmandiño) sino a los de Esquerda Nacionalista Galega… Y es el Bloque Nacionalista Galego el que fija, ante la pasividad de sus mayoritarios socios de gobierno, los socialistas de Emilio Pérez Touriño, no sólo la política lingüística, sino hasta la corrección terminológica del idioma gallego. En este sentido, la Brigada Filológica Gallega está resultando un instrumento temible, incluso cuando actúa –ocurre a menudo-- de forma artificiosa por no decir –que también—acientífica.

Anxo Quintana va a Madrid sacando pecho y hablando en nombre de Galiza (arcaísmo para designar a Galicia, término idéntico en gallego, castellano y catalán). El antiguo Ayudante Técnico Sanitario no se corta ni un pelo a la hora de decirnos el peso que Galicia/Galiza, gracias a él, tiene en Madrid. Mientras, en su residencia oficial de Monte Pío (Compostela), Pérez Touriño, el presidente de la Xunta bipolar, calladito y otorgando, muy en plan de reina madre… Hasta que José Luis Rodríguez Zapatero –recordemos lo que ocurrió con Pasqual Maragall--  acabe pasándole –que ya lo hace mimando a Quintana— factura por no haber adelantado las elecciones gallegas a este otoño.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios