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Crítica teatral.-“En la cama”: dos actores esplendorosos

sábado 11 de octubre de 2008, 12:36h
Durante una corta temporada se puede disfrutar en el Teatro de Lara con la versión escénica de “En la cama”, que ha saltado de la pantalla al teatro gracias a Yolanda García Serrano. Sólo dos actores –María Esteve y Roberto San Martín- encandilan al público. Ambos son esplendorosos, física y artísticamente.
En el primer minuto de representación los protagonistas aparecen desnudos haciendo el amor. Así vemos que los dos van a realizar un arriesgado ejercicio que consiste en hacer olvidar al público su desnudez física mientras van despojándose de sus miedos, sus fantasías y sus complejos. Lo consiguen, porque enseguida se ve que la audiencia está más atenta a lo que hablan que a los estupendos cuerpos de María y Roberto.

Desesperados en un hotel
Los dos jóvenes han ligado unas horas antes y, sin apenas conocerse, se instalan en una anodina habitación de hotel para pasar una noche de sexo. Como tal comienza su encuentro pero, a medida que transcurre el tiempo, la carnalidad deja paso a los sentimientos. Y ambos se muestran igualmente vulnerables, inseguros, desorientados. Se cuentan los secretos que sólo se revelan a los desconocidos que acabamos de conocer en la barra de un bar. Así llegan al final de la velada en la que el espectador debe intuir la resolución. Parece que sólo hay un final posible a esa noche realmente loca, pero los optimistas pueden pensar otra cosa.

Dos actores
Una pieza así solamente se puede representar con dos actores que se suben al trapecio sin red, dispuestos a partirse la crisma en el empeño. María Esteve y Roberto San Martín son extraordinarios. María se prodiga poco en la escena cuando tiene recursos para afrontar cualquier reto, desde el humor más disparatado hasta el drama más intenso. Aquí transita entre la frivolidad, la ironía y la desesperación contenida. Sus últimas escenas son deslumbrantes y dejan al público sin aliento. Eso sin dejar de reseñar su hermoso físico que luce con desparpajo.

No menos desinhibido es Roberto, un actor popular gracias a la televisión, que hace en esta obra su debut teatral español. Mostrando unos músculos innegablemente masculinos, en su desnudez transmite desvalimiento y ese lado femenino que se supone tenemos todos los hombres. Casi me atrevería a decir que en la pieza, el más débil es el hombre.

Dirección milimétrica
Mover a dos únicos actores, desnudos, encerrados en una habitación y sin apenas bajarse de la cama requiere una dirección milimétrica. Tamzin Townsend ha hecho una filigrana, ha creado una coreografía de movimientos y de situaciones que ha debido llevar muchas horas de ensayo y que los intérpretes han interiorizado profundamente. No esconde las situaciones sexuales pero no las plantea como ejercicio morboso. Más bien vemos a los protagonistas como en un pecera, aislados del mundo. Sin grandes alharacas materiales, el talento de “En la cama” hace muy recomendable su disfrute.
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