Ibarra pone a Blanco en un aprieto

Malos vientos parecen que soplan para José Blanco. Sus excesos verbales y las excesivas atribuciones que a veces se toma como portavoz del partido empiezan a molestar a algunos compañeros de la Ejecutiva. El último ejemplo ocurrió el lunes pasado. Ni a Álvaro Cuesta, según nuestras fuentes, le gustó que aireara públicamente la polémica surgida dentro de la Ejecutiva a cuenta del acuerdo aprobado por el Gobierno con la Iglesia católica, ni a Rodríguez Ibarra le hizo mucha gracia que pusiera en su boca frases que no dijo.

El extremeño no se anduvo con rodeos y al enterarse de que Blanco había comentado que él había justificado las críticas vertidas a la política territorial de Zapatero en la entrevista publicada el domingo en el diario El País, alegando que habían sido "malinterpretadas", montó en cólera y difundió un contundente comunicado. "No me gustan las polémicas con mi partido y menos con el secretario de Organización del PSOE…", comenzaba la nota, en la que desmentía con rotundidad que hubiera dicho tal cosa ante la dirección del partido.

Pero el caso es que no es la primera vez que Blanco hace algo así. En cierta ocasión tuvo que rectificar de inmediato al acusar a Acebes de tener "parálisis mental". El martes reprochó haber sido el ministro del Interior bajo cuyo mandato más atentados terroristas ha habido, lo que provocó que Zaplana sacara a pasear de nuevo el fantasma del GAL. Otras, ha sido criticado por sus compañeros por comentar a los periodistas antes de tiempo asuntos que afectan a la estrategia del partido. Algunos muy delicados referidos el proceso de paz.

Por ello, dentro del PSOE hay quien se inclina por 'atar' más corto al portavoz socialista para evitar que se extralimite en sus funciones cuando comparece ante los periodistas.