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Obama y McCain pelean por los estados clave

sábado 18 de octubre de 2008, 02:41h
Tras la tregua de las bromas en un acto de recaudación de fondos, los aspirantes a la Casa Blanca, el demócrata Barack Obama y el republicano John McCain, vuelven hoy a la carga en dos estados clave de la contienda. A solo 18 días de las elecciones, los esfuerzos se concentran en un puñado de estados indecisos como Virginia, donde está Obama, y Florida, adonde viajó McCain. Las encuestas confirman que el viento sigue soplando a favor de Obama, que recibió hoy el respaldo del diario The Washington Post. El Post afirmó que el demócrata "tiene el potencial de convertirse en un gran presidente", pese a su "relativamente escasa experiencia en la política nacional".

Real Clear Politics, un sitio de internet que realiza una media de los distintos sondeos, le da hoy 6,8 puntos de ventaja. El demócrata se dirigió hoy a Virginia, un estado republicano desde las presidenciales de 1968 en el que los conservadores ven ahora peligrar su hegemonía.Situado en el sur de la Costa Este de EEUU, Virginia, como el resto de los estados meridionales, abandonó a los demócratas tras la presidencia de Lyndon Johnson (1963-1969), ante la insatisfacción con las reformas de la era de los derechos civiles. Pero Virginia, que ha pasado de ser un estado rural y conservador a uno más urbanizado y plural, está ahora en juego.

Virginia es uno de los 10 o 12 estados a los que se circunscribe la batalla por la Presidencia de Estados Unidos en esta recta final de la campaña. El demócrata defendió allí su plan para mejorar el sistema sanitario del país, donde 47 millones de personas carecen de seguro médico. Obama vinculó nuevamente a su rival republicano con las políticas fallidas de George W. Bush, cuya escasa popularidad se ha convertido en un lastre para las ambiciones políticas de McCain."En el debate de esta semana, McCain sintió la necesidad de informar de que él no es el presidente Bush", señaló Obama, en referencia al comentario realizado el miércoles por el republicano, quien afirmó: "Yo no soy el presidente Bush".

"No culpo a McCain por todos los errores de Bush. Al fin y al cabo solo ha votado con George Bush el 90 por ciento de las veces", comentó en tono irónico. "Pero es justo decir que durante el curso de tres debates y 20 meses, el senador McCain todavía no ha dicho una sola cosa que le haría diferente de George W. Bush cuando se refiere a los asuntos económicos más importantes a los que hacemos frente hoy", añadió. McCain, mientras tanto, está hoy en Florida, un estado que históricamente favorece a los republicanos y donde Obama tiene ahora una ligera ventaja, no significativa desde el punto de vista estadístico.

La campaña del senador sigue centrada en desacreditar a Obama, como demuestran las llamadas automatizadas en varios estados del país que vinculan al demócrata con Bill Ayers, un ex miembro del grupo radical Weather Underground implicado en atentados contra el Pentágono y el Capitolio en los años sesenta. Las llamadas, que comenzaron el jueves en Nevada, Wisconsin y otros estados clave, sostienen que Obama "ha trabajado estrechamente con terroristas como Bill Ayers, cuya organización bombardeó el Capitolio, el Pentágono, la residencia de un juez y mató a estadounidenses".Obama ha condenado las actividades radicales de Ayers, con quien sirvió en la junta directiva de varias asociaciones benéficas en Chicago, aunque no existen pruebas de que ambos mantengan o hayan mantenido una relación.

El demócrata insistió el miércoles en que él tenía ocho años cuando Ayers era un radical. Pese a la acritud de la campaña, los dos "presidenciables" enterraron el hacha de guerra el jueves durante una cena benéfica en Nueva York, en la que McCain trató de restar importancia al comentario realizado recientemente en un debate en el que se refirió a su rival con un despectivo "ese". "No le importa en absoluto", dijo McCain, quien bromeó con que Obama también le llama "George Bush". Obama, al que algunos acusan de arrogante, mencionó que su mayor virtud es "la humildad" y lamentó, por ejemplo, que la crisis inmobiliaria vaya a golpear tan duro a McCain, un senador adinerado -gracias a la fortuna de su esposa- que en un momento de la campaña no supo responder cuántas casas tenía.
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