Nunca me gustó ni su sonrisa artificial, ni su aspecto de gordo vergonzante, ni el tono de su voz. Sé que mi rechazo a este individuo se basa en argumentos irracionales, pero nunca me fié de él. Su verdadera carrera la ha hecho a cuenta del calentamiento global, y la labor de los grupos de influencia que trabajan para él es tan eficaz que ha conseguido un oscar de Hollywood al mejor documental, un Príncipe de Asturias y un Nóbel de la Paz.
¿Son esos argumentos para afirmar que estamos ante un benefactor de la humanidad? ¡Pues no! Este ciudadano que cobra de 300.000 € de media por conferencia, que no admite preguntas de los periodistas y que ha hecho de su supuesta verdad un negocio impresionante, está imponiendo sus criterios sobre el calentamiento global a políticos papanatas y gobiernos postmodernos.
Son muchas las voces independientes que se han alzado contra el planteamiento apocalíptico “del trincón made in USA”, pero casi nadie se atreve a contradecirlo porque no sería políticamente correcto.Leo una entrevista con el Presidente de la República Checa, Václav Klaus en la que afirma que “las víctimas reales de Al Gore y su histeria global serán los países mas pobres”.
“Planeta azul (ni verde)” es el libro que ha escrito Václav Klaus, y en él reúne todos los argumentos científicos y sociológicos para descalificar la teoría del calentamiento global y la hipótesis sobre sus causas. Claro que hay que trabajar responsablemente por controlar la contaminación, pero el planteamiento de Al Gore es sectario, discriminatorio, manipulador y altamente comercial para sus propios intereses económicos.
Hace unos días ha estado en Bilbao y después de su visita y su conferencia las arcas públicas del gobierno vasco disminuyeron en la parte correspondiente a su caché. Menos mal que no engaña a todos, aunque con los que con sigue llevar al huerto no le va mal.