La principal prioridad de los Presupuestos parece que sigue siendo la de gestionar artificialmente el deterioro de la coyuntura, mediante el aumento del consumo público y de las trasferencias a las familias, en vez de orientar el Presupuesto a revertir el ciclo y corregir nuestros desequilibrios.
A diferencia de los años setenta, cuando los keynesianos y estatistas se
preocupaban de intensificar y de prolongar la crisis de entonces, ahora ya sabemos que la estanflación, -que es lo que sufrimos ahora en España-, no se solventa con impulsos discrecionales de demanda -déficit público-, que sólo aumentan los déficit exteriores y la inflación, sino mediante políticas de oferta, que son las que más se echan en falta en estos Presupuestos.
Si, en plena crisis, y con tres años por delante de legislatura, con la que está cayendo, no se aprueba ninguna reforma estructural de oferta para controlar el gasto, liberalizar los mercados de factores y bajar los impuestos empresariales -Impuesto sobre Sociedades y Cotizaciones Sociales-, la duda es ¿para cuándo se piensa hacerlo? Por todas estas razones, se puede afirmar que los PGE para el año 2009 son increíbles – porque no se ajustan a la realidad-, inadecuados- porque son expansivos- e inoportunos –porque se pierde la ocasión de ofrecer políticas económicas eficientes
Juan E. Iranzo es director general del IEE (Instituto de Estudidos Económicos) y miembro del Consejo Editorial de Diariocrítico.
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