Entidades nacionales se unen a la resistencia de las extranjeras a inyectar más dinero en el inmobiliario
jueves 30 de octubre de 2008, 11:12h
El mundo no es el mismo desde que quiebran bancos. Martinsa y Hábitat se enfrentan a nuevas negociaciones para lograr su continuidad, pero el ánimo de sus interlocutores es más severo que hace unos meses. El número de bancos deudores que rechazan aportar más recursos a este negocio ha crecido. En el caso de la promotora de Bruno Figueras, los bancos han renunciado convertir su deuda en participaciones, ya que esto les convertiría en acreedores ordinarios.
El mercado lo tiene claro. “Habitat logró a principios de año poner de acuerdo a todos sus deudores para poder refinanciarse; ahora lo tiene mil veces más difícil”. Teniendo en cuenta que entonces la refinanciación de la inmobiliaria de Bruno Figueras exigió negociaciones hasta el último minuto, la posibilidad de un nuevo acuerdo aparece ahora remota, después de una surrealista junta de accionistas en la que los minoritarios no comparecieron y los máximos responsables votaron en contra de su propia propuesta de ampliar el capital de la empresa en cerca de mil millones de euros.
Los acontecimientos de Habitat muestran que los bancos ponen cada vez peor cara a todo lo que tenga que ver con el negocio inmobiliario. Si antes del verano, los expertos animaban a refinanciar, la debacle financiera ha puesto más difíciles las cosas.
En el caso de Habitat, la gravedad de la situación patrimonial, con un desfase de 650 millones de euros, y el choque entre los accionistas sólo deja como salida apelar una vez más a la comprensión de sus deudores. Tras la fallida junta de accionistas, la promotora informó en un comunicado que los socios acordaron continuar las negociaciones con la banca acreedora para obtener un pacto de refinanciación.
Martinsa-Fadesa también ha tropezado con la resistencia de la banca a comprometer más activos en el rescate de la empresa. La promotora de Fernando Martín no logró presentar una propuesta anticipada de convenio de acreedores, al no contar con el apoyo del 20% de los acreedores, representativos del 50% del pasivo. Este tipo de acuerdo hubiese supuesto salir de facto del proceso concursal, si bien jurídicamente éste no se supera hasta que no se determina a toda la masa de acreedores y se establece la forma y el plazo de pago.
La renuencia de las entidades financieras pone de manifiesto las tensiones derivadas del parón del mercado interbancario. Las complicaciones que ha causado el concurso, con espectaculares ascensos en la mora de cajas implicadas como Caja Madrid, la Caixa o Caixa Cataluña, hace que cada vez haya menos entidades dispuestas a sostener a promotoras en apuros. Estas cajas y bancos se unen a las entidades internacionales, que suelen ser más expeditivas ante hipotéticos concursos. En el caso de Habitat, las dudas de Barclays, Rabobank y Deutsche Bank, junto a Cajastur y Cajamar, estuvieron a punto de dar al traste la refinanciación de febrero.
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