El candidato demócrata ganó con amplio margen y en ambas cámaras, acumulando más poder después de Reagan

Los norteamericanos juegan béisbol juntos, van a la guerra, juegan básquet y rugby, sin fijarse en el color de la piel.  Ya era tiempo de que también eligieran un gobernante sin fijarse en el color de la piel.  Lo que ha ganado en Estados Unidos es la urgencia de modificar las actitudes del imperio, aunque detrás seguirá mandando todavía –no se sabe cuánto tiempo- el establishment. 

La crisis económica, los fracasos como gendarme del planeta y la cada vez más empobrecida sociedad son los acicates sociopolíticos que eligieron a Barack Obama, sin importar si es negro o no.  El cambio ha llegado a Estados Unidos y tal vez ha llegado para las relaciones internacionales, para que un nuevo orden planetario sea posible.

“Si hay alguien que se pregunte si el sueño de nuestros próceres es posible, esta noche tiene la respuesta”, dijo Obama ante sus seguidores y para la nación.  El mundo espera que los principios que fundaron Norteamérica no sean nuevamente traicionados, y que tanto a lo interno como de cara a sus vecinos, los Estados Unidos juegue su rol de país solidario, justo y que abandone el fuero auto asignado de policía internacional.

Obama tiene mucho que hacer: atender la crisis económica, recomponer la imagen internacional descompuesta por el gobierno Bush, volver a casa a los cientos de miles de militares dispersos por todo el mundo y mirar de otra manera a sus vecinos más cercanos.

 Obama:338 votos electorales (51%) M

 McCain:155 votos electorales (48%)