En medios gubernamentales bien informados se afirma que es muy probable que sea este mismo lunes 10 de noviembre cuando el presidente Felipe Calderón haga oficial la designación del nuevo Secretario de Gobernación, para sustituir al extinto Juan Camilo Mouriño Terrazo.
En la Segob ya se prepara la entrega al que será el nuevo equipo de trabajo en la dependencia. Abraham González Uyeda, quien después de la muerte de Juan Camilo Mouriño, encabeza la Segob, sostuvo una reunión privada con Maximiliano Cortazar. Posteriormente el funcionario se reunió con los principales miembros de la dependencia, para que comiencen a preparar los informes sobre el estado que guardan sus respectivas áreas, para entregárselos al que será el próximo encargado de la principal secretaría de la nación.
La decisión que debe tomar el primer mandatario es una de las más importantes quizá la más crucial a la que se haya enfrentado desde que en medio de jaloneos en la Cámara de diputados, tomó el poder el pasado 1 de diciembre, pues aunque no se haya mencionado explícitamente en los medios de comunicación convencionales, el trágico y por supuesto que inesperado deceso de Mouriño, precipitó una crisis política en nuestro país, a la cual Calderón como jefe del Ejecutivo esta obligado a responder con prontitud y eficacia, para evitar vacíos de poder y continuar con el normal dialogo político con las diferentes fuerzas partidistas y sociales representadas lo mismo en el Congreso de la Unión que en las diferentes entidades Federativas del país.
Calderón requiere un cuadro que sea leal, es por eso que se ha manejado que el cargo lo ocupe alguien de sus confianzas y no necesariamente de su gabinete, pero con probada experiencia política y que también conozca perfectamente el accionar de los mecanismos de seguridad nacional y de seguridad pública actualmente tan gravemente afectados.
El nuevo secretario de gobernación tendrá el reto de restablecer las palancas y resortes que esa dependencia solía tener y que poco a poco se ha ido debilitando. Necesitara contar con la experiencia, la capacidad y la destreza de entablar las relaciones políticas hacia dentro y hacia fuera del gobierno y con una interlocución ágil y muy cordial con los diferentes mandatarios estatales, dentro de un sistema federalista tal lo es el de nuestro país, que para aspirar a fortalecer su democracia requiere de que exista una fluida relación con entidades federativas y municipios.
Sin olvidar que el próximo responsable de la política interior de nuestro país deberá mostrar una actitud de Estado, absolutamente alejada de partidarismos políticos, lo cual permita que instituciones desacreditadas, como es el caso del Instituto Federal Electoral, por las criticadas elecciones Federales de 2006 recobren su vigor, al mismo tiempo de mantener un fluido y permanente dialogo en igualdad de circunstancias con todas las fuerzas políticas con vistas a las cruciales elecciones federales intermedias y de selección de diversos gobiernos estatales que se realizarán en poco más de ocho meses en nuestro país.