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Precampaña de las elecciones gallegas: votar en tiempos de crisis

Precampaña de las elecciones gallegas: votar en tiempos de crisis

lunes 15 de diciembre de 2008, 13:45h
A la espera de que Emilio Pérez Touriño se digne fijar la fecha exacta de las elecciones autonómicas gallegas, los partidos trabajan ya en la precampaña, en un incesante ir y venir por todo el territorio de la comunidad. Ni siquiera la proximidad de las fiestas navideñas les pone coto a los desplazamientos. Cualquier acto es bueno, tanto para los jefes de fila socialistas y del BNG, como para los del Partido Popular. El lucense José Blanco, vicesecretario general del PSOE, no falla ni un solo fin de semana en su retorno a Galicia. A no ser que, como sucede el 6 de diciembre, tenga que participar en la 'Fiesta de la Rosa' en Buenos Aires, dispuesto a la pesca del voto en los caladeros argentinos. Los 'populares' se aprestan a presentar una enmienda a la totalidad a los cuatro años de Gobierno bipartito. Mientras que los del BNG, como argumento electoral, utilizan el de presentarse como los auténticos artífices de logros obtenidos en el postfraguismo. Y todo ello con la crisis económica de incierto, aunque largo recorrido, como telón de fondo.

A lo más que el presidente de la Xunta bipartita ha llegado en cuanto a concreción sobre los comicios autonómicos es a decir que está barajando el mes de marzo de 2009. Es el privilegio que le concede el Estatuto de Autonomía y del que hace uso. Pérez Touriño no suelta prenda hasta que no haya conseguido aprobar los presupuestos para el año próximo. Eso sí, ha puesto a trabajar al estado mayor del PSdG-PSOE en clave electoral. No han sido los primeros. Desde el verano, tanto el presidente del PP gallego, Alberto Núñez Feijóo, como el vicepresidente de Igualdad y Bienestar de la Xunta, el nacionalista Anxo Quintana, están en un frenético ir y venir para hacer notar su presencia pública.

Para los conselleiros del gobierno bipartito les ha llegado la hora de las inauguraciones reales –y también muchas supuestas o remaquilladas— y del hacer ver que se tiene interés verdadero en las cuitas que, en este tipo de actos, les exponen los ciudadanos. BNG y PSdG-PSOE aún siguen recurriendo a la herencia recibida del fraguismo. Al modo de una buena capa que todo lo tapa, con este concepto procuran ocultar algunos errores de gestión propios y los muchos denunciados de las anteriores administraciones del PP que no han sido corregidos, sino que, en algunos casos, se han empeorado. En el período marzo-noviembre de 2008, paréntesis veraniego incluido, a la Xunta de Galicia le dio por apretar el acelerador legislativo sacando adelante un variopinto conjunto de leyes para las que, en ejercicios sucesivos, costará muchísimo dotarlas presupuestariamente. Ambos socios en la Xunta bipartita lo saben, pero están de acuerdo en dar una imagen pública de actividad. En igual medida, tanto la oposición del Partido Popular, como socialistas y nacionalistas llevan la inauguracionitis a las diputaciones provinciales. Las dos controladas por el PP (Pontevedra y Ourense, con Rafael Louzán y José Luis Baltar respectivamente ocupando las presidencias) y las controladas por socialistas (A Coruña y Lugo) no paran en atenciones y servicios a sus administrados, magnificándolas mediante costosas campañas en prensa, radio y TV. Y otrosí hacen los ayuntamientos de las grandes ciudades gallegas.


Residentes ausentes

Pérez Touriño, que establece como prioridad la lucha contra el desempleo, está la espera de aprobar los presupuestos de 2009 y con los ojos puestos en renovar mandato. Todas las encuestas consultadas hasta la fecha apuntan en la dirección de que volverá a ser posible otro gobierno bipartito. No obstante, en estos sondeos, el Partido Popular sigue apareciendo como primera fuerza política gallega. Eso sí, perdiendo entre 2 y 3 diputados con respecto a los comicios de 2005. Lo que no queda claro en las encuestas si esos escaños irán para el BNG o el PSdG-PSOE.  Y, como en anteriores comicios, es en la provincia de Pontevedra, cuando se produzca el recuento de los votos procedentes de los residentes ausentes, donde se acabará dilucidando la cuestión. 

En 2005, el censo electoral gallego era de 2.616.956. De los cuales 305.218 eran residentes en el extranjero. Día sí y día también, los encontronazos entre los tres partidos políticos gallegos por la regulación del voto emigrante marcan la actualidad. Los socialistas, que en la oposición había acusado de fraude y corrupción electorales al PP, no quieren oír ni hablar de la regulación del voto de los residentes ausentes. Eso sí, Pérez Touriño ha viajado a Argentina y Uruguay con casi tanta frecuencia como lo hacía su antecesor, Fraga Iribarne. El puente de la Constitución, José Blanco –vicesecretario del PSOE—y Ricardo Varela su homólogo gallego, además de conselleiro de Trabajo, se encuentra cultivando el voto emigrante en Buenos Aires.

Alberto Núñez Feijóo, que hace quince días estuvo en Argentina, lleva una semana clamando porque al sobre con el voto emigrante se le añada, junto a perceptiva tarjeta censal, la fotocopia del pasaporte del titular. Pérez Touriño, por un lado, e Ismael Rego (portavoz socialista en el parlamento gallego) le han tildado de imbécil.

El Bloque Nacionalista Galego, socio minoritario en el Gobierno, consciente de la poca implantación que su partido tiene en la Galicia emigrada, añade más leña a la hoguera de la confusión. Carlos Aymerich, su brillante portavoz parlamentario, urge a un acuerdo a tres bandas que, de acuerdo con la Ley Electoral, regule el voto del censo de residentes ausentes. Y así, aunque marcando distancias, jalea la postura actual del Partido Popular.



La crisis

Tradicionalmente, la mayor parte de la economía de Galicia ha dependido de la agricultura y la pesca, aunque en la actualidad hay más trabajadores en el sector terciario: 582.000 personas de un total de 1.072.000 (2002). El sector lácteo está en lucha permanente contra todas las administraciones, tanto por el sistema de cuotas, como por los precios de la leche.

Tampoco se muestran muy conformes los bodegueros y viticultores de las cinco denominaciones de origen de Galicia (Valdeorras, Ribeira Sacra, Ribeiro, Monterrei y Rías Baixas). Por un lado, la Ley de Drogodependencia de la Xunta de Galicia pretende colocar al vino y a los destilados tradicionales anexos a la misma altura perniciosa que las bebidas alcohólicas de alta graduación. Por el otro, el sector vitivinícola, controlado por la consejería de Medio Rural (su actual titular, Alfredo Suárez Canal pertenece al BNG), dice no encontrar demasiados apoyos a unos productos en expansión y de un buen valor añadido. “Los otros [en referencia al PP] --explica un presidente de D.O., que pide mantener el anonimato—no es que supiesen mucho pero estaban por la labor. Con estos no hay manera”.


El turismo en Galicia, de desarrollo más tardío que en otras zonas de la península, representa hoy en día una importante fuente de ingresos, con la peculiaridad de que se concentra en la costa (principalmente en las Rías Bajas) y Santiago de Compostela. Durante el año 2007 Galicia recibió 5,7 millones de turistas, un 8% más que en el año 2006, y que es un 11% más que en el 2005 y el 2004. El 85% de los turistas que visitan Galicia visitan Santiago de Compostela, uno de los principales reclamos turísticos gallegos. El turismo supone el 12 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) gallego y emplea a un 12 o 13 por ciento de los trabajadores.

Dentro del sector secundario caben destacar la construcción naval en Vigo y Ferrol, la industria automovilística y la textil, así como la industria relacionada con la manipulación del granito. En industria automovilística, cabe destacar el Centro de Vigo de PSA Peugeot Citroën, que funciona desde 1958.

En el momento de llegar a las elecciones autonómicas, los candidatos a la presidencia de la Xunta se ven obligados a hacer de la necesidad virtud. Muchos son los frentes económicos que tiene abiertos Galicia. Empezando por el industrial. Sector del automóvil por un lado y el naval por el otro. La Xunta ha tenido que ayudar a Citroën, el coloso industrial de la comarca de Vigo (en 2007 fabricó el vehículo 9.000.000 desde que comenzó su funcionamiento en 1958, un Citroën C4 Picasso), que une a los números rojos un expediente de regulación de empleo. Y, por otra parte, en los astilleros, que podrían capear mejor la crisis, es la propia Unión Europea, desde Bruselas, la que se opone a que se utilicen en El Ferrol las gradas vacías de Astano para la construcción de buques civiles. El último zurriagazo tiene fecha de 5 de diciembre. Nueva negativa, mientras, en la ría viguesa, Hijos de J. Barreras, astillero internacionalmente conocido, se vé obligado a construir buques fuera de España.

Las crisis económicas de España siempre llegaron a Galicia con algo de retraso, cosa que, salvo para la autopropaganda, no ha tenido en cuenta la Xunta bipartita. A la vuelta de vacaciones, Pérez Touriño presumía así: “Galicia está capeando una crisis que poco nos afecta”. Fue un mero espejismo. Tres semanas más tarde, la Citroën lanzaba su petición de socorro. 

En Arteijo, un ayuntamiento industrial del área metropolitana de La Coruña, tiene su sede una de las primeras empresas textiles del mundo, Inditex, una compañía que engloba 8 marcas, entre las que destaca Zara -que además es la marca española más conocida internacionalmente. En el ejercicio 2007, la empresa textil facturó 9.435 millones de euros y obtuvo un beneficio neto de 1.250 millones de euros. Además, su presidente, Amancio Ortega, es el hombre más rico de España y con una de las mayores fortunas del mundo, con un patrimonio de 21.500 millones de euros y que veía a mediados de octubre, como el valor contable de las acciones de Inditex baja 16.000 millones de euros.

Son algunas de las realidades económicas del país gallego que, al menos, cuenta con dos cajas de ahorros (Caixagalicia y Caixanova) saneadas y con unas perspectivas no demasiado malas, dados los escasos fallidos sufridos en sus financiaciones inmobiliarias. A 10 de noviembre pasado, hace menos de un mes, el precio de las viviendas urbanas en las ciudades gallegas no sólo no había bajado sino que había experimentado una subida cercana al 4% en los precios de venta. Y ello pese a la perceptible bajada de la demanda.


- Gráficos de los resultados electorales de 2005 por provincias:


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