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Ojo por ojo

lunes 05 de enero de 2009, 01:01h

El domingo 4 de enero más de trescientas personas se concentraron, convocados por la plataforma 'Paz ahora', en la Puerta del Sol para exigir el cese de las operaciones bélicas que ha realizado durante estas navidades y sigue realizando el ejército israelí en Gaza. Según esta organización, el enfrentamiento en Oriente Próximo iniciado hace tan sólo unos días ha costado la vida a más de 500 palestinos, mientras que por el lado israelí sólo han caído un soldado y cuatro civiles.

Como comenta la compañera columnista Milagros Hernández en su artículo de esta semana, la ofensiva israelí es de una barbarie injustificada en la que, probablemente, se manipulen los datos a medida de los que tienen el dudoso honor de ser los 'ganadores' del conflicto (los israelíes). Eso es algo que siempre ha ocurrido y ocurrirá en la Historia de la Humanidad. También tiene razón Nino Olmeda, también columnista de Madridiario, cuando habla de la descarada pasividad de la comunidad internacional ante lo que pasa en Oriente Próximo. Israel actúa siempre bajo el ala protectora de Estados Unidos y ni España, ni el resto de los países hacen nada que se salga de la línea que marca el país de las barras y estrellas a este respecto por el precio político internacional que supone. Eso sí, cuando hay que hablar de paz y de diálogo todos los presidentes del mundo mundial quieren colgarse la medalla y hacerse la foto de este éxito.

Sin embargo, en la manifestación hubo cosas que me llamaron poderosa y preocupantemente la atención. Vi varias pancartas en las que rezaba la famosa cita de Mahatma Gandhi "Ojo por ojo, y el mundo se quedará ciego". Adolescentes con carteles pidiendo paz en Palestina y muchas personas identificándose con la causa de este pueblo. Algo loable. Sin embargo, esos mismos y otros muchos más, algunos sólo niños que acompañaban a sus padres que les animaban a corear, gritaban salvas en favor de otra intifada (del árabe 'levantamiento'; hasta ahora las dos campañas de desobediencia civil palestinas bautizadas con este nombre se han cobrado la vida de decenas de personas por ambos bandos, y parece que esta va a ser la tercera) o razonaban que los terroristas son los israelíes y que los ataques palestinos no son terrorismo, sino resistencia. Sin embargo, no comentan que esta nueva sucesión de ataques comenzó cuando grupos armados palestinos tiraron cohetes a territorio israelí meses después de que se rompiese la tregua entre Hamas y el Estado de Sión. Y yo me pregunto, ¿no es violencia en ambos casos? ¿No son injustificables ambas ofensivas?

La situación a la que está sometiendo Israel a Palestina es una vergüenza internacional que todo el mundo está asumiendo como si fuese una cuota que hay que pagar para mantener a los que mandan contentos. Además, existe un desequilibrio de fuerzas que puede ocasionar una matanza mucho más seria de la que ha acontecido estos días. Sólo los organismos internacionales pueden frenar con una acción enérgica sobre ambas partes (sobre todo, Israel, que tiene el mayor potencial bélico) la tragedia. Todo eso está claro. La sociedad civil lo está manifestando en la calle. Lo peligroso empieza cuando la gente comienza a considerar que los muertos de un bando valen más que los de otro o defienden causas sin saber el verdadero calado social y las tragedias personales que representan para ambos bandos. Ése es el momento en el que se crea el germen, el caldo de cultivo, de las guerras. El resto, sólo es cuestión de dejar fermentar este sentimiento, bien sazonado con algo de ignorancia, para que la violencia crezca y se retroalimente en cada nueva generación. Permitir que el "Ojo por ojo", pero el de la Ley del Talión, siga vivo en la Humanidad. 

La sociedad civil debe presionar a sus políticos para que muevan los hilos que permitan que la paz, la justicia, la libertad y la igualdad estén garantizadas. Que se consiga la solución a este y a otros muchos conflictos mediante la palabra y el acuerdo. Pero desde una postura no violenta, razonada y con conocimiento de causa. Gandhi consiguió este objetivo, aunque le costó la vida. Los que piden la paz deberían acordarse de otras palabras del pensador indio antes de gritar algunos cánticos en este tipo de concentraciones: "La humanidad no puede liberarse de la violencia más que por medio de la no violencia".

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