Cada que llegan las vacaciones tenemos que lamentar víctimas y más víctimas.
Primero son los accidentes por la pirotecnia, centenares de heridos –por suerte esta vez no falleció nadie- y luego lo peor: el apuro y la imprudencia en las rutas, donde pareciera que a la gente no le importara su propia existencia.
Esperemos que en este 2009 que acaba de comenzar, de una buena vez por todas se tome conciencia y se valore el hecho de estar vivos, y, que la única carrera que jueguen en las rutas sea la de conservar la vida