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Probablemente, esto no está pasando

miércoles 07 de enero de 2009, 18:59h
Partidos, políticos, medios de comunicación y organizaciones militares andan a la greña por un quítame allá ese vestido de la ministra Carmen Chacón. Al parecer, defienden los puristas, a ese tipo de actos –pascua militar y mañaneros- hay que acudir con un determinado atuendo, según fijan unas normas sí escritas que no por absurdas y desfasadas dejan de imperar en determinados círculos. Las opiniones vertidas y los ríos de tinta gastados en comentar los hechos indican que, al menos para algunos, no existe otro problema en la Defensa Nacional que las dimensiones del modelo que luce la ministra. ¿Sería igual la polémica en caso de que fuera ministro? Qué pregunta absurda, ¿verdad?

De indumentaria va también, aunque de otro tipo, la segunda polémica de la semana: en este caso, el “traje” lo lleva puesto un autobús, o varios. Es un anuncio publicitario con un mensaje: “Probablemente Dios no existe; deja de preocuparte y disfruta de la vida”. La bronca está servida: hay quien considera que el texto es inadecuado, quien se siente ofendido y quien considera que con determinados temas no se debe jugar. Pero existe un concepto, casi tan antiguo como el hombre, que es el de la libertad, unido irrevocablemente al del respeto.

¿Es poco respetuoso quien fomenta una publicidad de este tipo? ¿O quien la consiente? ¿Debe o no prestarse una empresa pública a transmitir determinadas ideas? Expresar las ideas es, o debería ser, un derecho de quienes viven en una democracia. Las únicas limitaciones son las leyes en vigor, que no pueden transgredirse. Si hay quien opina que Dios no existe y quiere publicitarlo, está en su perfecto derecho. Aunque con ello ofenda a alguien; seguramente también muchas familias se sintieron molestas por la monopolización de ese concepto por parte de algunos, que se autocalificaron algunos días atrás como “las auténticas familias” en una multitudinaria celebración.

Esas personas –las que acudieron por centenares de miles a la llamada misa de la familia- defendían sus ideas y las exponían en público, con todo su derecho. Aunque con ello ofendieran a otras personas que también formen familias aunque su estructura no sea la de “hombre más mujer más niño/s”. Uno puede sentirse ofendido con las manifestaciones de otro, pero no por ello debe intentar prohibirle que las realice. Como decía Voltaire, odio lo que dices, pero defendería hasta la muerte tu derecho a decirlo.
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