Todos los frentes abiertos

Algún analista regresa con la Viena especulación, a menudo reclamada, de que las elecciones pueden estar a poco más o poco menos de  medio año, y alega que Zapatero no da más de sí, o que éste sería su mejor o su peor momento. ¿Las encuestas? Parece que esas entrañas a observar siguen dando alguna especie de empate técnico. Y por consiguiente, cualquier  nueva o vieja cuestión pudiera inclinar la balanza a uno u otro lado. De manera que todos los frentes abiertos están abiertos en la política y sus alrededores: la lucha antiterrorista o el proceso de paz, la corrupción urbanística o la lucha contra la corrupción, los estatutos de autonomía con nacionales o realidades nacionales, los jueces y su implicación en el proceso y las elecciones de instituciones judiciales que se aproximan.
Todo parece abierto en canal, y a la espera de que las siguientes elecciones -en principio las autonómicas y municipales de 2007, y un año más tarde las generales- determinen si la decisión de los ciudadanos de 2004 fueron pura casualidad e 'instinto básico' de última hora, poco menos que tramposo para algunos, o si tenían razón de ser y han sido refrendadas por la legislatura que las siguió.

Y dentro de esas batallas de cada día, en la que se juega con los ayuntamientos y sus capacidades para revalorizar solares, acaba de entrar otra nueva materia, siempre delicada y frágil llamada seguridad ciudadana. Acebes asegura que Zapatero y su etapa traen consigo la elevación de catorce puntos en esa medición de la inseguridad ciudadana, frente al gobierno de la nación que lo niega y rechaza  por abiertamente mentirosa la acusación. Para más INRI, el PP ha cometido el desliz de emplear imágenes de disturbios de 'los años de Aznar' en el vídeo en que denuncia esa gravísima cuestión.  Ha coincidido el rifirrafe con otra batalla urbanística más: parece que un policía o comisario del caso del ayuntamiento de Ciempozuelos enunció hace tiempo las irregularidades y alguien 'le aconsejó' que aplazara la denuncia.

Por lo cual, sospecha el PP que de nuevo hay policías y comisarios alineados perfectamente con la voluntad y el interés socialista, como cuando el 'Caso Bono', cuando el chivatazo policial, o el ácido bórico del 11-M,  o en algunas otras materias en las que las actuaciones de policías, como las de determinados jueces, han estado alejadas de la deseable neutralidad y exquisito buen hacer.

Todo vale para la fogata que hacen arder los dos grandes partidos: corrupción urbanística, alcaldes y concejales corruptos,  policías 'tocados', jueces del color de quien los designa, acusaciones infundadas y sin demostrar 'por si acaso' o 'por si cuelan. Una penosa fotografía del moment