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El Bertrand Russell de Savater

El Bertrand Russell de Savater

lunes 26 de enero de 2009, 23:57h

¿Cómo introducir a la gente a Kant recalcándoles que él fracasó; y que su idea clave era falsa?

Deberías hablar este domingo de Obama, nos dice un amigo. Lo que pasó el martes en Washington es demasiado importante. Y no sólo para el futuro de la Humanidad, sino para nuestra lucha contra la barbarie chavista. Obama y no Bush es nuestra mejor carta contra Chacumbele. ¡Nuestra, digo, de la Oposición! Una izquierda gringa moderada le puede hacer mucho más daño a Chávez que una derecha superbruta. El morenito es la demostración viviente de que un mundo mejor es posible. Sólo que no por la vía del comunismo, sino por la de los cambios profundos (ergo, lentos) de la sociedad. Hasta llegar a esta cosa mágica: que un negro asuma la presidencia de la primera potencia del mundo. Todo ello es muy importante. ¡Tan importante como comprender el fracaso radical de 2.500 años de filosofía occidental!

Otro amigo nos dice que hacemos mal al criticar a Savater por no abordar -en un libro introductorio- los problemas más profundos de esa crisis radical de la filosofía. ¿Cómo vas a acercar la gente a Platón, diciéndoles que éste nos embarcó? ¿Cómo introducirlos a Kant recalcándoles que él fracasó; y que su idea clave, el Imperativo Categórico, rector de la moral, es absolutamente falsa? "Haciéndolo", le respondí. ¡Porque mucho más absurdo, es no decirle a la gente que esa idea es errónea y, sobre todo, que la filosofía posterior a Kant mostró que era errónea!

¡Que es lo mismo que pasa con la confrontación entre Russell y Wittgenstein y con una idea central de aquél! Savater convierte esa disputa en algo casi anecdótico (cosa muy adecuada en un libro introductorio): "Wittgenstein no era muy respetuoso con sus mayores&"; cuando Russell y Moore le aprobaron su tesis doctoral (Tractatus) "él pasó el brazo confiadamente por encima de ellos, diciéndoles: ustedes nunca entenderán nada" (pág. 325 de La aventura del pensamiento). Savater agrega que Wittgenstein desaprobó una Introducción que Russell le hizo al Tractatus. Pero lo que no dice es que aquél ¡muy en serio! le pidió a éste -al tutor de su tesis doctoral- el Prólogo para el libro. Russell escribió ese Prólogo ¡y Wittgenstein se negó a publicarlo! No fue simplemente una broma a la salida de un examen, hay una carta del tutoreado en la que muy seriamente le dice al tutor que no había entendido nada.

Lo que Savater no nos dice es que Russell -autor de una Historia de la filosofía occidental- de verdad, ¡no sabía de lo que hablaba! En los Principia intentó "fundar la matemática pura a partir de la lógica" (pág. 301). Una hipótesis crucial para la epistemología del siglo XX y, mucho más aún, para la fundamentación de ¡2.500 años de Filosofía Occidental! Si Russell hubiese estado en lo cierto, el Pensamiento Racional -Platón, Aristóteles, Descartes, Kant y Hegel- habrían sido reivindicados. Lo que Savater no le dice a sus lectores es que, de verdad y no como una chanza para con sus profesores, Wittgenstein tenía razón: Russell no entendió nada. En 1931, el Teorema de Gödel vino a demostrar que es imposible fundar la matemática en la lógica& ¡y que es imposible fundar la lógica en ninguna parte! Una de las tesis básicas del Tractatus, que analizaremos la próxima semana -y que Savater tampoco menciona: que "todas la proposiciones lógicas son tautológicas". ¡Que la filosofía sólo produce tautologías, Re-presentaciones conceptuales de la verdadera realidad (el Espíritu), aquella que está más allá de los conceptos y del Ser; aquella de la que, según Wittgenstein, "no se puede hablar" y frente a la cual lo único que nos queda es la mística!

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