Dos políticos franceses amenazan con eclipsar de algún modo a Mariano Rajoy y a Rodríguez Zapatero, a pesar de haber estado ellos entre quienes encendieron sus primeras luces, hasta darles incluso su apodo. El primero es Nicolas Sarkozy, que, como líder de la derecha, ya fue capaz de desatar grandes pasiones en un reciente cónclave popular en España. De hecho, el aplausómetro había reflejado ese día una mejor acogida a Sarkozy que al propio Rajoy. La segunda es la elegante socialista Ségolène Royal, ahora candidata a la presidencia de la República, fruto de una auténtica revolución interna en el partido creado por François Mitterrand en 1971. Y es que en su carrera hacia las presidenciales de abril en Francia, la zapatera Royal, nacida en Dakar, impone su magia más allá de los Pirineos.
No deja de ser curioso que precisamente cuando los medios informativos españoles dedican más atención a Sarkozy y a Ségolène Royal, éstos pasen más inadvertidos en las agendas del PP y del PSOE. En el primer caso, quizá debido al resultado del aplausómetro, y en el segundo, a que puede marchitar el efecto ZP. Si nos guiamos por Fabrice Krzeminski, experto en marketing, Ségolène Royal es como el Golf de la política: "Para el buen padre de familia, es una berlina tranquila. Para los chavales de barrio, es un deportivo vigoroso. Pero todos tienen una confianza inquebrantable en su fiabilidad", escribió en Le Nouvel Observateur para explicar su sorprendente comparación con la zapatera.
En realidad, Ségolène Royal y Sarkozy no compiten con Zapatero y Rajoy. Camino del palacio del Elíseo, los políticos franceses andan enfrascados en dar respuesta al profundo malestar desatado en Francia por su incapacidad para modernizarse ante los desafíos de la globalización. Los españoles, ya sabemos a que se dedican.
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