El debate sobre la atenuación de la prisión del etarra De Juana que el Gobierno ha decidido hurtarle al Congreso se ha celebrado finalmente en "edición de bolsillo" en el Senado. Casi me alegro porque me parece que tanto el presidente Zapatero como el portavoz del PP, Pío García Escudero, nos ofrecieron dos discursos contrapuestos sin duda, irreconocibles tal vez, y desde luego durísimos, pero más ricos en razonables y argumentos que en descalificaciones e insultos los dos. Pero el PP, en mi opinión cometió dos fallos, uno evitable y otro casi inevitable.
El evitable fue la ensordecedora bronca que montaron las bancadas populares y que casi impidió oir las dos intervenciones del presidente. Las situaciones en que las malas formas terminan por quitarnos la razón, aunque en el fondo podamos tenerla, son tan frecuentes en la política como en la propia vida. No estaría de más que el PP lo recordarse la próxima vez. El 'casi inevitable', que aunque lo que los ciudadanos esperan de ambos partidos es que cesen de una vez de dividir y de crispar el formato "sin derecho a réplica" del turno de preguntas no dio opción al PP para aclarar si aceptaba o rechazaba la única salida del túnel que se propuso durante todo el debate, a saber, la invitación a reconducir la brutal confrontación que ambos mantienen sobre ETA a terrenos algo más homologables democráticamente que el presidente les lanzó cuando ya no les podían responder.
He calificado este segundo fallo de 'casi inevitable' porque con un poco más de picardía me parece que los populares podían haberlo evitado. La indignación de los ciudadanos con el Gobierno por el "caso De Juana" augura tal hemorragia de votos que era de esperar que además de "poner el ventilador", Zapatero no desaprovechase la ocasión de mostrarse conciliador con el PP para asentar la imagen de que en realidad los únicos interesados en hacer electoralismo con el terrorismo son los "hipócritas" populares. Yo creo que esa es una imagen falsa y que el electoralismo con ETA les interesa a los dos, pero por volver a la idea concreta que ahora me ocupa: nada impedía a los populares adelantarse y ser ellos quienes por el bien de España y en atención a lo que desea la inmensa mayoría de los españoles, como hizo Zapatero, le ofrecieron diálogo contra ETA en la única intervención que habían que iba a poder realizar. ¿No se les ocurrió? Permitan que lo dude, el senador Pío García Escudero es una de las mejores cabezas de la actual clase política.
EL problema, en mi opinión, es que aunque de boquilla, Zapatero y Rajoy no dejen de invocar "el bien de España", la prioridad absoluta del PP es volver a la Moncloa y la del PSOE seguir allí. Los dos han tenido ocasión de probar las amargas "hieles" de la oposición y como Escarlet O'Hara de 'Lo que el viento se llevó' se han jurado que no volverán a pasar hambre.
Tenderle hoy la mano al Gobierno habría convertido en un absurdo descomunal la supermanifestación 'contra el Gobierno' que ha convocado para este sábado el PP en Madrid. Quieren que sea un éxito histórico de asistencia. Y, justo para desmovilizar a los ciudadanos que todavía están pensando si acudir o no, es por lo que el presidente le tendió ayer la mano al PP. En mi opinión, claro; y con permiso de Zapatero, que, horas antes de tirarle el terrón de azúcar que le tiró ayer al PP, nos ha amenazado ¡desde Marruecos! a todos los que pensamos, opinamos y escribimos cosas que a él no el gustan de ETA o del 11-M, con que se nos va a caer el pelo.
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