Tropas hispano- colombianas

Un contingente militar colombiano se integrará en la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) desplegada en Afganistán. España, que acogerá a este contingente latinoamericano, ha apadrinado ante la OTAN la participación de Colombia, ofreciendo los apoyos de transporte, instrucción y equipamiento que requieran las tropas colombianas en las instalaciones de las Fuerzas Armadas españolas en la Base Avanzada de Herat y en la Unidad de Reconstrucción Provincial de Qala i Naw.

La agrupación militar colombiana, con una entidad en torno a los 150 efectivos, se comprondrá de secciones de zapadores y de fuerzas de operaciones especiales, estando previsto que, de acuerdo con su formación y experiencia, se les asignen tareas de desactivación de minas y de lucha contra el narcotráfico. La intervención colombiana se realizará contribuyendo al esfuerzo de seguridad y de recontrucción en el área de responsabilidad española.

Por medio de sus respectivos ministerios de Defensa, ambos países vienen trabajando desde el pasado verano en hacer efectiva esta colaboración militar. A petición española, dentro de su política de implantación del Ejército Nacional Afgano en la provincia de Baghis, la policía colombiana se ha involucrado ya en el entrenamiento antidroga de miembros de la policía afgana, que siguen actualmente cursos en el departamento de Tolima. El nivel operativo de la misión, con visitas de inspección técnica a la zona de operaciones, está concluido con la plena aceptación de la Alianza. Se espera el anuncio oficial con motivo de la próxima cumbre de la OTAN en Estrasburgo el próximo mes de abril.

La colaboración militar hispano-colombiana es de gran interés para ambos gobiernos. Bogotá consigue acercarse a los centros de decisión estratégica occidentales reforzando su posición internacional en un ámbito de especial sensibilidad para sus intereses nacionales como son la lucha contra el terrorismo y contra el narcotráfico, mientras que Madrid lográ una vía indirecta para aumentar el número de efectivos militares en la zona, atiende el esfuerzo suplementario en Afganistán solicitado a los países por la nueva administración estadounidense y avanza en su papel de interlocución internacional latinoamericana.

Esta iniciativa de colaboración en materia de defensa se suma a la vigente participación de otro contingente latinoamericano en misiones internacionales españolas: la unidad militar de El Salvador integrada con los cascos azules españoles en Líbano. Anteriormente, la colaboración entre fuerzas militares españolas y latinoamericanas se ha producido, siempre con gran éxito, en otros escenarios: Centroamérica, Irak, Haití. Todas las experiencias previas han demostrado la total compatibilidad, cultural y profesional, de las fuerzas militares latinoamericanas y españolas, contribuyendo de manera decisiva al cumplimiento destacado de la misión asignada.

Se trata de una fructífera política de colaboración internacional, con gran beneficio mutuo, que sería bueno que superase el ámbito bilateral en el que viene desarrollándose para realizarse en el marco más amplio iberoamericano. La formación de contingentes militares conjuntos, con la deseable presencia de Portugal y de los grandes países latinoamericanos, parece una vía óptima para ir construyendo una política iberoamericana de Defensa.