El cambio, ya

¿Será lehendakari Ibarretxe o lo será Patxi López? ¿Qué pactos habrá que establecer y a qué obligarán a las partes? ¿Firmará el PSOE el acuerdo en el País Vasco con los populares y seguirá Pepiño dando leña al PP en Madrid? Eso, que es muy importante y que va a tener consecuencias muy serias para el futuro político no de Euskadi sino de España, no es nada comparado con la que está cayendo. Pero los medios y los políticos, los políticos y los medios, están mirando al norte en lugar de mirar a la economía. Los sindicatos desaparecidos; el Gobierno dispuesto a aprobar el viernes medidas que no son aceptadas ni por la patronal ni por lo sindicatos; la patronal y los sindicatos que ni se ven ni se hablan; los sindicatos convocando paros en protesta por la situación económica… en Madrid… ¡Manda carallo!

Y mientras, la Bolsa por los suelos; el dinero más barato, pero los bancos sin prestar un euro; la venta de viviendas cayendo en pecado, como la de los coches; el desempleo subiendo sin parar en cifras que ponen los pelos de punta; la producción industrial cayendo por noveno mes consecutivo a mínimos históricos… y Zapatero desaparecido, missing, perdido en el mar de su propio e inagotable optimismo. No pasa nada. Nunca pasa nada. No se quién se inventó eso de “para que España funcione”, pero aquí no funciona nada. Y el Gobierno sin proyecto, sin ningún diseño de futuro, sin medidas estructurales, sin propuestas, sin ideas. Sin Gobierno. Cuando se acaben las prestaciones sociales, como ya sucede para un millón de ciudadanos, ¿qué vamos a hacer? Ni siquiera es concebible un país de subsidios, porque no hay dinero suficiente para dar prestaciones a todos. El país que merecía estar entre las ocho grandes potencias económicas del mundo es el líder en la destrucción de empleo. No es cuestión de ser pesimistas, pero este Gobierno está agotado y exige un cambio. Hace tiempo aprendí que nunca volvería a decir una frase, “peor, imposible”. Pero aunque sea posible ir a peor, hay que cambiar. Ya.

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