La Iglesia 'pierde' el tiempo

La Iglesia parece anclada en otro tiempo: hace unas semanas atacaba a Javier, el bebé nacido para curar a su hermano porque había sido a costa de otras vidas (los embriones no seleccionados); a principios de mes excomulgaba en Brasil a la madre de una niña de nueve años que había sido violada por su padrastro, este lunes nos ‘deslumbró’ con una campaña antiabortista en la que comparaba a un bebé con un lince y ahora le toca el turno a su particular campaña contra el sida.

Benedicto XVI comenzaba este martes un viaje por África para instruir a la población sobre las técnicas más ‘útiles’ en la lucha contra el sida, una enfermedad que afecta a 23 millones de personas en dicho continente. Su solución ‘milagrosa’ tal y como explica monseñor Martínez Camino es ni más ni menos que la aplicación de la moral. El portavoz de la Conferencia Episcopal instó a los responsables gubernamentales a prevenir estas pandemias promoviendo "ante todo las relaciones humanas sanas moralmente, lo cual conlleva al mismo tiempo que sean sanas físicamente"… Afortunadamente, dentro de la Iglesia hay corrientes contrarias a estas doctrinas y voces que alejadas de la Curia Romana intentan adaptarse a la realidad del siglo XXI sin perder sus creencias. El arzobispo de Bruselas, el cardenal Godfried Danneels, dijo que "no se puede poner en el mismo nivel el preservativo como instrumento de control de los nacimientos o como instrumento de defensa contra el virus del sida. En este caso es un mal menor para defenderse de la enfermedad". A ver si una sensibilidad más acorde a los tiempos que corren no tarda siglos en llegar a la cúpula eclesiástica –como ya hiciera en otros casos como con Galileo, debido a su dogmatismo anticientífico- y no rectifican cuando ya sea demasiado tarde.