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El acusado niega "categóricamente" los hechos, presuntamente ocurridos el año 2000

Piden 6 años de cárcel para un profesor acusado de abuso sexual a dos niñas

jueves 15 de marzo de 2007, 18:44h
El Juzgado de lo Penal número 13 de Madrid juzgó este jueves al educador acusado de abusar sexualmente en diversas ocasiones de dos niñas de cuatro años en la Escuela Infantil Zaleo, dependiente de la Comunidad de Madrid, hechos ocurridos entre septiembre y octubre de 2000 por los que la fiscal pide seis años de prisión para el procesado.

Durante la vista oral celebrada en la mañana de este jueves, el acusado manifestó  que "nunca" ha realizado ninguno de los actos que se le imputan. "Afirmo categóricamente que nunca he abusado de ellas. Si les he tocado ha sido siempre en zonas no genitales, como cualquier otro profesor, pero nunca con ánimo lujurioso", aseveró el imputado. 

El procesado, que trabajó en el centro desde noviembre de 1999 hasta octubre de 2000 como educador de apoyo en esta escuela del distrito de Puente de Vallecas, indicó que, en el momento en el que los padres manifestaron su intención de hablar con la dirección del centro por este asunto, se puso a disposición de la directora y de los padres "para hablar de lo que hiciera falta". "Le dije a la directora que les diera a los padres mi teléfono y mi dirección, pero los padres no quisieron tratar el tema conmigo", apuntó.

La representante del Ministerio Fiscal considera probado que entre los meses de septiembre y octubre de 2000 el acusado, "aprovechando su condición de educador" de la Escuela Infantil Zaleo y en el momento en el que los alumnos se iban a dormir la siesta, abusó "en diversas ocasiones" de dos niñas de cuatro años metiendo su mano por debajo de la manta que tapaba a las menores.

La primera de las presuntas víctimas relató en el juicio que el profesor le realizó "varias veces" tocamientos durante el tiempo de la siesta. "Nos lo hacía a otra amiga y a mí. Yo a él no le decía nada cuando me lo hacía, pero luego se lo conté a mis padres", afirmó la menor. Preguntada por la fiscal si tiene un recuerdo negativo del educador ésta respondió que le parecía un buen profesor.

La declaración de la segunda de las niñas fue muy breve, ya que se limitó a decir que no se acordaba ni del profesor ni de que le hicieran "nada malo" en el centro. Ambas menores declararon por videoconferencia para evitar que se encontraran con el acusado.

Por su parte, la madre de una de las niñas indicó que su hija le contó a su marido que un profesor le tocaba la tripa y también la vulva (zona genital). "Nuestra hija decía que el educador se lo había hecho varias veces durante la siesta, pero no sabía precisar cuántas".

Mientras, el tutor de la clase en la que se encontraban estas dos niñas afirmó que no detectó "ninguna anomalía" ni en las menores ni en el comportamiento de su compañero. Asimismo, señaló que en cuanto se tuvo conocimiento de los supuestos hechos se realizó una dinámica con los niños, asesorados por especialistas externos, para detectar posibles nuevos casos de abuso. "El resultado dio que ningún niño había sufrido este tipo de agresiones", aclaró.

Del mismo modo, la psicóloga que atendió a una de las niñas dijo que el testimonio de la menor sobre los abusos que sufrió "fue muy breve pero creíble", y agregó que no detectó ningún indicio de que la niña "fabule o exagere".

Además, la psicóloga que se entrevistó con el acusado indicó que éste "tiene una personalidad con rasgos de dependencia, en el sentido de que precisa atención y no le gusta pasar desapercibido" lo que no indica que "sea un pedófilo, porque el perfil de abusador de niños no tiene un perfil o patrón determinado".

La fiscal considera estos hechos constitutivos de un delito de abuso sexual continuado por los que pide seis años de prisión para el imputado. "Hay suficientes indicios que destruyen su presunción de inocencia. Son hechos que se realizan en soledad con las víctimas y en un lugar oscuro, y aunque sus compañeros de trabajo entraran con cierta frecuencia en el aula en el que dormían la siesta las niñas, sacar la mano de la manta es un acto que dura pocos segundos y que puede pasar desapercibido", subrayó la fiscal.

Igualmente, la defensa de la primera de las niñas dijo que su testimonio "ha sido claro y contundente", lo que supone "una prueba de cargo más que suficiente para destruir su presunción de inocencia". Esta letrada reclama una indemnización de 12.000 euros para la menor "por daños morales".

Mientras, la defensa del imputado pidió al tribunal la libre absolución de su patrocinado al considerar "imposible que realizara esos actos en un aula con dos puertas, en el que entra gente continuamente". "Además todos sus compañeros de trabajo hablan muy bien del modo en el que desempeñaba sus funciones. Les ha podido hacer gestos cariñosos a los niños pero sin ningún ánimo lascivo", alegó el letrado.

Desde el momento en el que se supo de los supuestos abusos el educador fue destinado a trabajar en otro centro de la Comunidad de Madrid.

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