Este miércoles, en la Catedral Metropolitana de Quito se repitió la ceremonia religiosa con la que la Iglesia católica da inicio a la conmemoración de la semana Santa.
LParticipan en la ceremonia el cuerpo de canónigos, religiosos de edad dedicados al culto en la catedral. Los religiosos representan a la tropa, mientras el general caído es Jesucristo.
La ceremonia inicia con una procesión de los canónigos dentro de la catedral, en la que el arzobispo transporta el Santísimo, una joya de oro y piedras preciosas que lleva incrustados fragmentos de la verdadera cruz, el madero donde Jesucristo padeció su pasión.
Luego de ello, el arzobispo bate una gran bandera negra, con una cruz roja en el centro, sobre los canónigos postrados frente al altar mayor para pasar hacia los religiosos “la energía, los méritos y el espíritu” del Salvador. Al final del Arrastre de Caudas, el arzobispo bendice con la Cruz Verdadera a la comunidad reunida en el templo.
Los canónigos visten de negro y llevan tres prendas, según explica Monseñor Hugo Reinoso, dean de la Catedral Metropolitana: la sotana, una capa pequeña y la capucha de la que se desprende la cauda, una tela negra de varios metros de largo que cae por las espaldas de los religiosos y se arrastra por el suelo.
Las figuras negras de los canónigos, alargadas por el capuchón, contrastan con la vestimenta dorada, púrpura y blanca del arzobispo adornada profusamente con bordados en hilos de oro y plata.
Todos los colores tienen su significado: el negro es la humanidad “ennegrecida” por el pecado y el luto por la muerte del Señor; el rojo de la cruz sobre la bandera es el color del martirio, el púrpura el color de la penitencia; el blanco, de la pureza.
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