Las pintadas, a las que el Ayuntamiento ha declarado la guerra, no solo se reducen a firmas y murales de colores chillones, sino que a veces también se pueden ver grafitis que podrían estar en galerías de arte, como algunos que lucen estos días en Lavapiés.
En uno de los barrios de Madrid preferidos por los grafiteros estos días han aparecido nuevas intervenciones sobre las que habría que preguntar a la delegada de Medio Ambiente, Ana Botella -quien en su política de limpieza ha incluido los grafitis como una de las prioridades- si no son arte y sí una lacra social, como afirmó hace unas semanas.
Se trata de varias pintadas situadas en puertas de madera y paredes del barrio, que pertenecen al dúo conocido como B-Toy. En una de ellas se puede ver a la actriz Clara Bow, en una representación que mucha gente no dudaría en comprar si la encontrara en una tienda de decoración, galería de arte o museo.
Precisamente, las creaciones de este dúo artístico han sido expuestas en varias ocasiones a la vez que seguían "trabajando" en la calle. Al igual que B-Toy, hay otros grafiteros ya consagrados que se dedican a expresarse en las calles de Madrid desde hace tiempo y que ahora se enfrentan a las sanciones de hasta 6.000 euros que imponen Comunidad y Ayuntamiento. La responsable de Medio Ambiente cifra en seis millones de euros el coste anual de eliminar los grafitis.
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