La falta de generosidad del PNV

Comprendo la irritación del Partido Nacionalista Vasco por tener que apearse del poder. Incluso entiendo algunos de sus argumentos, por ejemplo que han sido el partido más votado. Otros son falaces: por ejemplo, alegar que los socialistas hayan llegado a un acuerdo con los ‘populares’, de los que tantas cosas les separan. Es el mismo acuerdo que los peneuvistas trataron de alcanzar, sin lograrlo, con Basagoiti, lo que desarma un tanto el alegato, puesto que no creo que el PNV se sienta ahora más próximo al PP que los socialistas.

En cualquier caso, donde mi discrepancia, y hasta mi escándalo, ha sido mayor es cuando he comprobado que, pese a su frontal y firme rechazo a ETA, Ibarretxe -Urkullu tampoco lo hizo- obvió, en su discurso del Aberri Eguna, hacer una referencia a la inédita, insólita, amenaza de la banda del terror contra quien va a ser lehendakadi vasco. Nunca jamás se había comprobado hasta ese punto el carácter antidemocrático de ETA, jamás llegaron a tal grado de desvergüenza: como no me gusta quien, por vía de las urnas y de los legítimos pactos políticos, va a gobernar a los vascos, es decir, Patxi López, se le amenaza de muerte.

Por el bien de la democracia, por la mejor marcha de Euskadi y hasta del propio PNV -que es un partido, guste oírlo o no, odiado por ETA y que odia a ETA-, en este caso de matonismo de la banda, los nacionalistas tendrían que entonar un “todos somos Patxi López”. De lo contrario, el PNV se dejaría manipular por ETA, que ya se ve que lo aprovecha todo, empezando por el Aberri Eguna, lo que sea, para desestabilizar el sistema. Y eso sí que no. Si no muestran generosidad, que, al menos, los dirigentes peneuvistas exhiban algo de estrategia.