Un poquito más cerca

Estados Unidos ha dado un paso adelante en sus maltrechas relaciones con Cuba. George W. Bush ya no reside en Washington y eso se nota hasta en La Habana, por donde parece que han llegado los primeros vientes de ese cambio al que llaman Barack Obama. A lado y lado del estrecho de Florida se comenta hoy lo mismo: los cubanos, los de aquí y los de allí, están un poquito más cerca. Las noventa millas siguen estando ahí, pero ahora va a ser más fácil cruzarlas, al menos desde un lado.

Pese a algunas voces críticas que han surgido del exilio anticastrista ante el levantamiento de las restricciones de viaje a Cuba y del envío de remesas que ha ordenado Obama, la mayoría del millón y medio de cubanos que residen en EEUU han sentido un alivio al oír las palabras en español del asesor del presidente, Dan Restrepo, al anunciar las nuevas medidas.

Los "cubanoamericanos" -fastidioso vocablo con el que se refieren a los cubanos de EEUU, como si Cuba no fuera América- son quizás los que más sufrieron la política de Bush contra su isla. Y es que, desde 2004, cuando el ex presidente dictó las normas que ahora se ha cargado Obama de un plumazo, muchos de ellos se han quedado sin visitar a sus familiares en Cuba y sin poder mandarles la ayuda que tanto necesitan allá y que tan poco cuesta aquí.

Varios medios hablaban de que en el aeropuerto La Habana ya se cambia el "adiós" por el "hasta luego". Falta ver, sin embargo, si en Cuba cambia algo más que eso. La pelota está en el tejado de Raúl Castro, quien debe saber que un gesto conciliador y en favor de las libertades valdría mucho en un momento que parece idóneo para el diálogo. Se lo agradecerían, como ocurre hoy con Obama, casi todos los cubanos: los de dentro y los de fuera de la isla, a quienes une, pese a que muchos no quieran reconocerlo, las ansias de conseguir una democracia que no los separe nunca más. Buena suerte.