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Centrados en las personas

Centrados en las personas

lunes 19 de marzo de 2007, 20:44h
No se han apagado aún las voces ni los ecos de las manifestaciones del  10 y del 17 de marzo, en Madrid y Pamplona y el PP encara la recta final de los comicios del 27 de Mayo, como un cambio necesario para ‘volcar’ las generales. Centrados en las personas. Ese es el mensaje que nuestro presidente nacional, Mariano Rajoy, sembró en el ánimo y en el corazón de los candidatos electos a las capitales de provincia y a los municipios de más de 20.000 habitantes: “El cambio que necesita España debe empezar en los Ayuntamientos; las elecciones municipales  son una magnífica oportunidad de recuperar la cordura”. Va a ser una campaña pensando en todos los ciudadanos, una campaña para recuperar la estabilidad, la seguridad, y la moderación. Por eso, la mayoría de los ciudadanos miran esperanzadamente al Partido Popular.
 
   Los populares vamos a gastar nuestras mejores energías en trabajar por la gente, en crear espacios para convivir, espacios de libertad, espacio donde la calidad de las infraestructuras y sus servicios hagan la vida más agradable a los contribuyentes.
 
    Rajoy elogió el caso de Madrid. El Madrid de Ruíz Gallardón,  para ponerlo cómo ejemplo de lo que deberían ser  en el futuro, Barcelona, Sevilla o Zaragoza: una ciudad dinámica, intensa, llena de energía y de creatividad.  “Vamos a trabajar –dijo Rajoy- por unas ciudades en las que se pueda vivir y disfrutar; ciudades seguras, donde se respete la ley; ciudades donde la acción política aporte cercanía y credibilidad; en suma, trabajar junto a los conciudadanos”. Un proyecto, pues, real, cercano y posible que transmita ilusión para buscar soluciones populares a los problemas creados por el socialismo.
   
     A nosotros nos preocupa el paro, los salarios de las personas, su nivel adquisitivo, la vivienda, la sanidad, la educación, el medio ambiente, la inmigración, la inseguridad ciudadana o la calidad en el empleo; nos preocupan las personas más desfavorecidas como  los mayores  y las mujeres marginadas. Seguimos creyendo que lo más progresista es crear trabajo. A los populares nos interesa el futuro, no el pasado. Somos la alternativa que muchos españoles esperan. Por eso, las últimas palabras del discurso de nuestro presidente fue tan aplaudido: ”Reivindico –dijo- el entusiasmo por España; empezad por los Ayuntamientos y por las CCAA; nosotros nos sentimos orgullos de ser españoles. No perdáis un minuto”. Estamos claramente ante una política de servicio a la ciudadanía Ese es el compromiso.  El alcalde de Vitoria, Alfonso Alonso, reprochó a Zapatero que esté buscando una excusa para relegalizar a Batasuna y lo clasificó como “el mayor atentado contra la libertad que se pueda hacer a nuestra patria”. Alberto Ruiz Gallardón  vaticinó el anticipo del triunfo de Rajoy en las elecciones generales y nuestro candidato popular al ayuntamiento de Barcelona, Alberto Fernández,  aseguró que su ciudad se ha convertido en manos del tripartito en referente “de lo peor, de incívicos okupas y antisistemas”.  Lo mejor de la jornada celebrada en la Casa de Campo madrileña fue  comprobar que el PP ha logrado completar sus listas en el País Vasco.
 
   Me he detenido en el futuro porque el presente que nos rodea por todas partes, resulta decepcionante. ¿Cómo no retomar, siquiera levemente en esta crónica mensual, la lección aprendida en las calles de Madrid y de Pamplona en lo que va del mes de marzo? La convocatoria de Mariano Rajoy para manifestarse contra la prisión atenuada del etarra De Juana Chaos –una excarcelación en toda regla- fue un éxito sin precedentes, una jornada histórica. Ciudadanos de todos los rincones de España acudieron a la llamada popular  para manifestarse en el corazón de Madrid por el entreguismo del Gobierno a la banda terrorista. “España por la libertad. No más concesiones a ETA” fue la respuesta de un pueblo cansado de las mentiras, de las cesiones, de las humillaciones constantes a las víctimas del terrorismo. “Hemos venido –decía Rajoy en la Plaza de Colón- para proclamar que la mayoría de los españoles no estamos conformes; para que nadie pueda beneficiarse de nuestro silencio; para que nadie cuente con nuestra resignación; queremos que la democracia gane y que ETA pierda”.
 
    Miles y miles de personas enojadas, enfadadas y  cabreadas por las rendiciones del Ejecutivo frente ETA, ‘tomaron’  Cibeles, la calle Alcalá y Recoletos y todas las adyacentes para gritarle a  Zapatero que España no se negocia, que Navarra no es moneda de cambio y que no van a olvidar las “traiciones del PSOE y del Gobierno”.  Los ¡vivas! a la Libertad y a España  y el cierre con el himno nacional tuvieron su continuación siete días después en las calles de Pamplona donde más de 100.000 gargantas aplaudieron al presidente  Miguel Sanz cuando pronunció los vivas a Navarra –una Navarra foral y española- y a la libertad.
   Aún estamos esperando que el presidente Zapatero, la vicepresidenta Fernández de la Vega y el ministro Rubalcaba, le digan a Arnaldo Otegui que “Navarra no es negociable” en vez de atacar con saña al Partido Popular.
     No podemos dejar de felicitar a nuestro portavoz en el Congreso, Eduardo Zaplana, tras desvelar las mentiras que Rubalcaba nos quiso hacer tragar en su comparecencia ante la comisión de Interior. Nadie puedo rebatir la verdad  de que “ésta es la primera vez en la historia de la democracia española que un gobierno cede ante un chantaje de los terroristas”. Y eso lo sabe la gente. Y por ello, invadió las calles de Madrid y de Pamplona. Allí estaba Esperanza Aguirre, la presidenta de Madrid, recordándonos a todos que España es una gran nación.
 
    El Ejecutivo está abriendo una fractura social –sin necesidad alguna- que sólo el Partido Popular puede cicatrizar a base diálogo y de sentido común. El balance de este gobierno, a tres años escasos de su mandato no puede ser más negativo: una política exterior errática; unas negociaciones con la UE de entreguismo con un gran coste social para el campo y las infraestructuras; una acción iberoamericana de apoyo a Chávez, Morales y Castro; un cambio radical en nuestra posición secular sobre el Sáhara, enfadando a Argelia y nula presencia en Oriente Medio.
  
    En el plano doméstico, la mayor parte de los sectores –de la agricultura a la educación- están decepcionados. Denunciamos el intervencionismo de las OPAS. Y no hablemos del caos sobre la inmigración. Pero siendo esto difícilmente empeorable, se ha superado la ineficacia en la política territorial. Ahí está en el TC el Estatuto de Cataluña –una bomba de relojería contra la Carta Magna- y el proyecto favorito e irresponsable de ZP: el proceso de paz  (de rendición, mejor) frente a ETA,  que permitirá que Batasuna vuelva a los Ayuntamientos para seguir coaccionado al Estado. Y la ‘kale borroka’ y la extorsión como argumentos terroristas para comprar el silencio de Zapatero.
   Por todo eso salimos también a la calle. Y lo haremos cuantas veces sea necesario.  Zapatero vive de espaldas a la realidad y está hipotecando la soberanía nacional. Ha perdido el norte, el sur, el este y el oeste. Así lo confirman las encuestas y las convocatorias populares y de UPN. Es la respuesta a su falso talante, a su terquedad, a su soberbia, a dar la espalda a la opinión pública. El PP, en este tiempo de incertidumbres tan sólo quiere presentarse como la alternativa a un gobierno sin ritmo y sin rumbo.  Los españoles saben que somos gentes en quien confiar.
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* Rodolfo Ainsa es senador del PP por Huesca
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