Día decisivo

Hoy elegiremos a quienes dirigirán los destinos del país dentro de los próximos años. Con nuestro voto consciente y responsable ejerceremos nuestro derecho a la vida, la equidad, la justicia y la libertad.

Depositaremos nuestra confianza en un grupo de hombres y mujeres para que hagan lo posible, cuanto esté al alcance de sus conocimientos y esfuerzos, por cumplir con esta singular tarea.

Serán los próximos servidores públicos, a quienes como tales deberemos exigir transparencia y honestidad en el desempeño de los cargos para los que les habremos elegido.

Lo haremos para que, con la legitimidad que les otorgue nuestra decisión de hoy, aparten de sí cualquier actuación, tanto en los hechos como en el discurso, que atente, disminuya o destruya los derechos que como pueblo, y a lo largo de dos siglos hemos ganado.

En Ecuador ya comienza a palparse cierta fatiga electoral, dada la cantidad de eventos de este tipo que se sucedieron en los últimos tres años.

Algo grave, si hay quien nos amenaza con otro en un plazo relativamente breve. Esta fatiga se tradujo en falta de debates entre candidatos y confrontación o ausencia de programas de gobierno.

Son duras las tareas que tienen por delante los próximos gobernantes. Enderezar y estabilizar nuestra economía, procurar empleo y desarrollo palpable y sostenible, es tal vez la más apremiante. También hacer respetar y cumplir la ley, incluyéndose en ello. Y es que, como nos dijeron los fundadores de la democracia moderna, donde acaba la ley comienza la tiranía.