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Crítica teatral - “Sé infiel...” ¡decíamos ayer!

jueves 28 de mayo de 2009, 12:23h

El vodevil “Sé infiel y no mires con quién” se estrenó en el viejo teatro Maravillas el mes de agosto de 1972. Pedro Osinaga fue el protagonista de esta comedia a la que se encadenó durante más de una década. Los beneficios económicos permitieron al empresario García Ramos comprar el teatro que hasta entonces tenían arrendado.

El vodevil “Sé infiel y no mires con quién” se estrenó en el viejo teatro Maravillas el mes de agosto de 1972. Pedro Osinaga fue el protagonista de esta comedia a la que se encadenó durante más de una década. Los beneficios económicos permitieron al empresario García Ramos comprar el teatro que hasta entonces tenían arrendado. Ahora esta comedia de Cooney y Chapmann vuelve a Madrid, al teatro Rialto, con la compañía de Jesús Cisneros.

 
Cisneros es uno de los empresarios teatrales privados que reinvierte su dinero en montajes escénicos. Debutó como actor hace veinte años justos en el teatro Albéniz con la comedia “Con la mosca tras la oreja”, donde interpretaba a un marinero, como se aprecia en la foto que acompaña este comentario.

 
“Recuerdo que a los nervios del debut –dice Jesús Cisneros- se unió el anuncio de que la reina doña Sofía acudiría al estreno de la función. Como novel, me sucedieron muchas cosas. Al segundo o tercer día salí a escena antes de tiempo. Mary Begoña y Rafael Castejón me miraron sorprendidos. Mi personaje, un marinero, no hablaba más que en inglés. Totalmente aturdido al darme cuenta del error, y sin experiencia para subsanarlo, dije mi frase. Castejón, airado, me cortó: ¡pero espera a que termine yo, niño! Fueron tres meses extraordinarios, con compañeros como Vicente Parra o Emiliano Redondo, que cada día me pintaba el tatuaje de la sirena y el ancla que debía exhibir.”

 
Después de su paso por televisión y por alguna película, montó su propia empresa y ya ha producido, entre otros títulos, “Descalzos por el parque”, “Pa’siempre”, “Los chicos de la banda” y “La curva de la felicidad”. Es, como Tomás Gayo, uno de esos arriesgados emprendedores privados que no duda en salir a escena con nueve actores en nómina y sin red.

 
El Rialto
Vuelve el teatro Rialto al teatro “de verso”. Su recuperación para la escena se ha producido con musicales. Pero no se representaba teatro “normal” por lo menos desde 1947. Y un detalle entrañable: las últimas temporadas en él estuvieron protagonizadas por la compañía de Antonio Vico y Carmen Carbonell. Eran los abuelos de Antonio Vico, co-protagonista ahora en esta resurrección. En aquella legendaria compañía de Los Cuatro Ases, figuraba el gran Manuel González, que falleció mientras representaba en el Rialto “La forastera”.

Infalible
“Sé infiel y no mires con quien” es una maquinaria teatral infalible, el vodevil perfecto. En el primer acto se teje una serie de enredos que explotarán implacablemente en el segundo. Esta vez Fernando Albizu se apodera del personaje y en ese segundo acto aparece como una apisonadora. Los demás personajes le sirven la acción, tan descabellada que casi hace falta una guía para no perderse en la maraña de mentiras que van urdiendo.

Hay que acercarse a este espectáculo sabiendo que va verse una obra de género, un divertimento de noventa minutos servido con eficacia, velocidad y una correcta producción.
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