Un "okupa" lleva 15 años viviendo en el trastero de un edificio

"Hace quince años que vivo en los trasteros, tengo la habitabilidad solicitada y seguiré aquí", dice el inquilino. Gregorio Hurtado se califica de bohemio, y dice vivir de la pintura y sus cuadros. Pero no tiene a todos los vecinos de su lado. Justo debajo del trastero vive Sofía Unga, quien ha denunciado que el inquilino se dedica sistemáticamente a molestarles llegando incluso a "picar" en su techo por las noches.

Gregorio señaló que no todos los vecinos están molestos con él. "No ha habido grandes peleas porque me conocen desde siempre, la gente nueva es distinta y ellos sí se enfandan con mi situación". Este pintor de 44 años afirma que "antes vivía en el 4º piso, pero por impago de recibos el Ayuntamiento subastó mi casa y tuve que marcharme". Según Sofía, "le expropiaron y desde entonces vive en el trastero de forma ilegal, con material peligroso, y trastornando la vida de la comunidad porque no es una persona tranquila sino que se dedica por ejemplo a romper cosas del inmueble y a picar en su suelo que es mi techo".

Los vecinos se quejan de que el trastero en el que malvive Gregorio desde 1989 (momento en el que fue expropiado de su vivienda) es un espacio de cerca de 20 metros cuadrados, repleto de envases usados, telas arrojadas por el suelo, cubos de pintura, lienzos a medio rematar, restos de comida y todo tipo de basura. Además, carece de corriente eléctrica, de agua y algo parecido a un cuarto de baño o retrete. No obstante, Gregorio afirma que continuará viviendo aquí porque "no tengo medios para mudarme a otro sitio".

Desde entonces, los vecinos no han dejado de tomar medidas al respecto. Sofía ha comentado que tras muchas denuncias a diferentes administraciones ahora están desesperados porque ya no saben a quién recurrir. "Hemos puesto denuncias en la Junta Municipal de San Blas, en los servicios sociales, en la policía local en reiteradas ocasiones, en los juzgados de Plaza Castilla... Ya no sabemos a quien dirigirnos", señaló añadiendo que no obstante, no se rinden, y han decidido que el próximo paso será "ponerle un pleito por lo civil". 

A todos las trastornos que les causa, Sofía ha sumado el miedo diario a que ocurra algo más grave, porque tal y como dijo "tiene el síndrome de diógenes y no está en plenas facultades mentales". "Es un individuo peligroso y no debe estar ahí".
También ha añadido diciendo que  "cualquier día estallamos por los aires, tiene bombonas de butano y un cúmulo de basura de dimensiones impresionantes. Además, ha roto todo el tejado porque como no tiene luz ha destrozado la tela asfáltica porque es la única forma que tiene de respirar y estar ahí".

Vida de artista
Gregorio Hurtado insiste en que la buhardilla -como él llama a los trasteros- es de su propiedad y continuará viviendo aquí.  El inquilino ha asegurado que sale adelante porque "me he volcado en la pintura y desde los 16 años he tenido que trabajar, he estudiado, trabajado y soy artista, y esto no es fácil".

En cuanto a la electricidad y demás carencias, Gregorio ha hecho hincapié en que ninguno de estos servicios básicos le es necesario en su día a día. Así, ha relatado que nunca utiliza luz interior y cuando la necesita pues usa "unas pilas", y para cubrir sus necesidades de agua sale del piso a buscarla.

Con todo, y a pesar de que ha asegurado que "como estudio está bastante bien", Gregorio ha intentado en el pasado buscar una solución a su problema. "Pero hoy no veo más salida que seguir aquí; los asistentes sociales me intentaron ayudar pero no han podido porque hay mucha gente mayor esperando ayudas y nunca me ha llegado el turno".