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'Tripitir' mandato

lunes 22 de junio de 2009, 19:46h
Alberto Ruiz-Gallardón será el candidato a la Alcaldía de Madrid para 2011. Se lo ha pedido Mariano Rajoy. El regidor lo anunció en el debate del estado de la ciudad del pasado viernes.  Y salvo sorpresa mayúscula seguirá siendo alcalde porque el PP sigue contando con el apoyo masivo de los madrileños, mal que les pese a PSOE e Izquierda Unida. Así se demostró en las elecciones europeas, en donde los populares sólo perdieron 58 décimas (50,01 por ciento) a pesar de que haya entrado con fuerza en el juego político una nueva formación como Unión, Progreso y Democracia. También se refleja en una encuesta de Madridiario en la que el 58 por ciento de los lectores ven con buenos ojos que el primer edil 'tripitiese' mandato.

El anuncio fue el bombazo informativo con que Ruiz-Gallardón reventó el debate. Sin embargo, la situación más que cerrar ha abierto más si cabe espacio a los comentarios. Sus incondicionales aseguran que el alcalde está donde quiere estar y que quizás su permanencia en el Palacio de Cibeles permitirá encauzar los proyectos olímpicos en el caso de que Madrid se haga con los Juegos. Sus detractores consideran que la jugada consiste en conseguir Madrid con una amplia mayoría para el PP y un año después irse de número dos de Rajoy en las listas al Congreso, algo que el dirigente gallego le negó el año pasado.

Sin atender a ese tipo de especulaciones, Ruiz-Gallardón estaría, si gana, cuatro años más de alcalde. El regidor ha insinuado en numerosas ocasiones que no repetiría más de dos legislaturas en el sillón municipal. De hecho, su proyecto de ciudad estaba diseñado para ocho años, como él mismo ha dicho. Varios delegados de Área han comentado en ruedas de prensa que proyectos que excediesen 2011 los gestionaría el nuevo equipo de Gobierno que cogiese las riendas de la ciudad. Entonces la pregunta que surge es: ¿Qué va a hacer en Madrid Alberto Ruiz-Gallardón de 2011 a 2015?

La respuesta es incierta. Si cumple lo prometido en esta legislatura, el alcalde va a tener poca tela que cortar. Los únicos proyectos de relevancia política que puede continuar adelante durante la próxima legislatura son los flecos que queden de Madrid Río, los casi 400 kilómetros de carril bici que están comprometidos hasta 2016 en el Plan Director de Movilidad Ciclista, la hipotética extensión del eje Prado-Recoletos hasta Embajadores y el Panteón de Hombres Ilustres por Reina Victoria (propuestas iniciales que hizo el equipo redactor del proyecto y que se quedaron por el camino), y, especialmente, la peatonalización del centro. También se podría hablar del soterramiento de otros tramos de la M-30, pero eso sería un jardín quizás excesivo.

Otra variable sería, si no conseguimos los Juegos el 2 de octubre en Copenhague, apostar por 2020 ó 2024. Los pliegos de condiciones del acuerdo entre el Atlético de Madrid y el Ayuntamiento para la adquisición de la Peineta contemplan esa posibilidad. La incógnita es si en esos casos el primer edil se arriesgaría a poner de nuevo a Madrid en la línea de salida olímpica. Sería, a lo peor, demasiado desgaste en apoyo ciudadano e institucional, en promoción y en imagen de Madrid. Pero, a lo mejor, los beneficios derivados merecen la pena.

Una propuesta, quizás menos efectista para el corto plazo que tendría el líder popular pero mucho más productiva, más rápida y seguramente más barata para la ciudad, sería dejar de centrarse en la almendra central y trasladar a los distritos exteriores al anillo de la M-30 la mayor parte del pastel inversor. Es decir, igual que se ha trabajado por recuperar la ciudad 'que se ve' (por lo menos, la que ven los turistas), la idea sería trabajar mucho más en la ciudad que, en teoría, 'no se ve'. O sea, ponerse las pilas en la realidad ordinaria (nada de 'proyectos estrella', como las sedes olímpicas) de 15 distritos que quedan más allá (total o parcialmente) de la circunvalación y que representan más de 2,37 millones de personas (tres de cada cuatro madrileños), ampliando las inversiones en infraestructuras, equipamientos y los programas sociales, por ejemplo, potenciando los planes especiales.

Pero, como digo, esto es incierto. Sólo son quinielas. Sobre todo, porque no hay un duro en las arcas municipales para pagar 'machadas' de este calibre (a no ser que el Ministerio permita aumentar la deuda que haya en 2011, cosa poco probable) y muy poco para inversiones de menor lustre. El verdadero 'proyecto estrella' debería ser resolver la deuda. Y la salida más factible es la privatización de alguna empresa pública (la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo, la Empresa Municipal de Transportes, el 51 por ciento de la Empresa Mixta de Servicios Funerarios que queda en manos municipales, Madrid Arte y Cultura o la endeudadísima Madrid Espacios y Congresos; por hablar de las más golosas). Lo que está claro es que si repite, Ruiz-Gallardón no va a dejar que el polvo de las obras actuales se asiente mucho tiempo. Madrid no puede quedarse parada.
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