A pesar de que ayer el portavoz de Exteriores del PP en el Congreso, Gustavo de Arístegui, que forma parte de la delegación, defendió un "diálogo firme y exigente" con la dictadura de Obiang sobre la necesidad de que se produzca una apertura política en el país, Moratinos ha evitado expresarse en los mismos términos durante su estancia en Malabo.
Aunque el ministro reconoció ayer que la dictadura de Teodoro Obiang aún debe "profundizar" en materia de Derechos Humanos y de apertura democrática, subrayó que, comparándolo con los países de su entorno, Malabo ha realizado en los últimos años un "esfuerzo por mejorar sus estándares democráticos".
Como ejemplo, indicó que el Gobierno ecuatoguineano ha invitado al relator de la ONU contra la tortura y a otras organizaciones internacionales a que visiten sus cárceles, sabiendo que no les iban a poner buena nota.
Moratinos comenzará hoy su agenda con un desayuno de trabajo con tres de las trece fuerzas políticas legales en el país, a las que verá por separado y acompañado por los parlamentarios españoles que forman parte de su delegación. Entre otros se reunirán con el líder de la Convergencia para la Democracia Social (CPDF), Plácido Micó, que cuenta con un escaño en el Parlamento.
A continuación, el ministro y el resto de la delegación se desplazará a la capital económica del país, Bata, en la región continental, donde verá a otros representantes de los partidos políticos legales y donde se entrevistará con el primer ministro y presidente del país, Ignacio Milam y Teodoro Obiang, respectivamente, con quienes repasará la relación bilateral y con la UE y analizará la situación en el golfo de Guinea, donde se han sucedido en los últimos tiempos distintos cambios de Gobierno de forma violenta.
De hecho, el Palacio Presidencial de Malabo sufrió un asalto frustrado el 17 de febrero pasado que el Gobierno ecuatoguineano atribuyó a "enemigos externos", en concreto a los rebeldes nigerianos del Movimiento para la Emancipación del Delta del Níger. Con esta tercera visita a la ex colonia -Moratinos ya estuvo aquí en 2005 y 2006--, el Gobierno español busca establecer una relación privilegiada con la ex colonia y abrir oportunidades de negocio para las empresas españolas.
El ministro se mostró ayer confiado en que esta visita permita que más empresas españolas entren en "sectores clave" del desarrollo energético de Guinea, incluido el energético. Según fuentes diplomáticas españolas, existen posibilidades interesantes también en el sector de las infraestructuras y de la construcción de viviendas, ya que el sector del petróleo está prácticamente copado por los estadounidenses.
Guinea Ecuatorial es el tercer productor de petróleo de Africa subsahariana, tras Nigeria y Angola. Con una producción que podría alcanzar este año los 418.000 barriles diarios de petróleo, según los analistas, la renta per cápita del país alcanza casi los 15.000 dólares, pero el 60 por ciento de su población vive con menos de un dólar al día, según fuentes humanitarias.
Las relaciones económicas bilaterales entre España y Guinea Ecuatorial son pequeñas y las inversiones no alcanzan el millón y medio de euros en uno y otro sentido. España es el segundo cliente de Guinea, por detrás de China, y le compra fundamentalmente petróleo, mientras que es su segundo suministrador, por detrás de Estados Unidos.
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EL SIMBOLISMO DE FRAGA
Moratinos viaja acompañado de una delegación que supera el medio centenar de personas, entre empresarios, parlamentarios y representantes de medios de comunicación. De entre ellos, destaca el presidente honorífico del PP y senador, Manuel Fraga, quien hace 41 años firmó en Malabo el acta de independencia de la ex colonia en nombre del Gobierno español, como ministro de Información y Turismo de la dictadura de Franco.
Fraga acaparó ayer el protagonismo en la primera jornada de la visita, entre otras cosas porque el propio Moratinos así lo quiso. A él le dedicó sus primeras palabras nada más aterrizar en la capital rindiéndole "homenaje" por haber tenido "la alta responsabilidad de participar en el día de la independencia de Guinea Ecuatorial" y regresar hoy "con el sentimiento de que Guinea es ahora un país diferente, independiente, soberano, moderno, dinámico y próspero que inicia una nueva etapa en el siglo XXI".
Fraga confirmó posteriormente esas palabras, al señalar que el progreso que ha experimentado la ex colonia desde entonces supone un "auténtico milagro". Según explicó el propio ministro, con su presencia en este viaje Fraga representa el "vínculo" y el "eslabón" entre la continuidad del interés que España "siempre ha tenido hacia Guinea" y el "deseo" de proyectarse en este país en el futuro.
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