Venta anticipada de petróleo sin concurso

La venta anticipada de petróleo, tan criticada en el pasado por sectores que ahora apoyan al Gobierno, se ha concretado en el actual: entre lo poco que se conoce de la negociación, se halla el que el Gobierno recibirá deforma anticipada $1 000 millones y, como contraparte, se compromete a entregar a PetroChina 96 000 barriles de crudo diarios por dos años.

Se trata, en definitiva, de una nueva deuda que, en dos años, será pagada no con divisas sino con barriles de petróleo.

Es reprochable la falta de transparencia en la negociación: no solo porque no se conocen las condiciones de ella, cuanto, sobre todo, porque se ha elegido a dedo a la empresa China.

¿Quién puede garantizar, en estas circunstancias, que se hayan conseguido las mejores condiciones para el Estado ecuatoriano?

El Gobierno resuelve sin duda en el plazo inmediato los graves problemas de liquidez. Pero compromete la situación fiscal, con toda la incertidumbre que ello supone, en los dos próximos años.

En buena medida, la falta de liquidez se deriva de la acelerada tendencia expansiva del gasto público que ha observado el Gobierno: si no hubiese desmontado los fondos de ahorro petrolero, habría tenido un colchón para solventar las dificultades por la crisis internacional. Pero no solo gasta el ahorro, sino compromete los ingresos futuros.

El volumen de la venta es muy grande: equivale a más del 50% de la actual producción estatal petrolera que se halla en alrededor de 180 mil barriles por día.

No hay una norte claro en la conducción económica. Por ello, por ejemplo, los índices negativos de crecimiento en el último trimestre de 2008 y primero de 2009, la baja inversión extranjera directa , la caída de los depósitos en el primer semestre del año en curso y la reducción del crédito en ese mismo lapso por alrededor de $800 millones.