Hay que recuperar la sensatez

La crisis que ya va siendo crónica de las relaciones entre Ecuador y Colombia ha alcanzo niveles muy peligrosos, y el discurso de las partes va dejando pocas posibilidades a un necesario entendimiento y nos parece que impostergable arreglo por la vía diplomática. Nadie puede mantenerse ajeno a esta situación, que sin que nos hayamos dado cuenta ya trasciende el escenario binacional y continental.

Las duras declaraciones, tanto de un lado como del otro y en boca de sus más altas autoridades, apuntan a que como nunca antes la presencia de mediadores internacionales, de probada neutralidad y capacidad de diálogo, se hace impostergable. Los gobiernos colombiano y ecuatoriano, sus respectivas cancillerías y sus líderes parecen entrampados en un callejón minado y sin salida.

Hay que recuperar la sensatez y abandonar esta hoja de ruta perversamente diseñada para desembocar en torpe violencia en beneficio de terceros.

Unos terceros que, como se ha visto hasta ahora, a la hora de la verdad se lavan las manos. Incluso en el plano interno se oyen amenazas insólitas, como aquella de declarar “traidor a la Patria” a quien, en ejercicio de sus derechos constitucionales, pida algún tipo de explicación.

Es tiempo de buscar con valentía y sin prejuicios, y sin renunciar a nuestros derechos inalienables, una solución a tan delicado problema. Una solución pronta, definitiva y consensuada en lo interno, que nos devuelva a la normalidad. La vía militar es la peor opción, y, sin embargo, de lado y lado hay quienes irresponsablemente baten tambores.