Disculpas a nuestros lectores y algo más...

Una avería procedente de Telefónica nos dejó durante la tarde de ayer y durante esta madrugada fuera del contacto con una buena parte de nuestros lectores que nos reciben a través de esa compañía. Tenemos, en primer lugar, que pedir disculpas por una anomalía que no nos es achacable, pero que debemos entender, aunque hayamos sido unos de los grandes perjudicados. Pero, sobre todo, lo lamentable ha sido que el ‘apagón’ se haya producido precisamente en momentos de la mayor intensidad informativa, una intensidad culminada –y puede que no sea casualidad—con el atentado atribuíble a ETA en Burgos, a las cuatro de esta mañana.

Decimos que no es casualidad porque la banda del terror y del horror aprovecha siempre los momentos más tórridos –y no sólo climáticamente—para sus ‘hazañas’. Y la intensidad informativa que vive España en estos días finales de julio es considerable: solamente ayer, la dimisión/cese de Luis Bárcenas como tesorero del PP, o el cierre de filas de la ejecutiva de la CEOE en torno a su presidente, Gerardo Díaz Ferrán, y contra el inquilino de La Moncloa (volverán las aguas a su cauce en esto del diálogo social, no se inquiete nadie)...Eso, como botón de muestra. Estamos al borde de importantes decisiones judiciales, en torno al propio Bárcenas y al presidente de la Generalitat, Francisco Camps; en pleno debate interno en el Tribunal Constitucional sobre el Estatut de Catalunya; nos hallamos en plena alarma porque España arde por los cuatro costados, en lo que puede ser el peor mes de agosto en cuanto a incendios desde hace dos décadas, si entre todos no lo remediamos...

Y en eso, para completar la crispación de una crisis que amenaza con lanzar nuevos dardos en el comienzo del otoño, llega ETA. Para fastidiar un poco más a todos los españoles, para completar un cuadro de pesimismo en un país que debería vivir un clima prevacacional. La ‘campaña de verano’ de la banda del horror ha adquirido este año perfiles más peligrosos: podría haber causado una auténtica masacre en Burgos.

Somos periodistas, y como tales nos dolemos ante cada segundo que no podamos compartir con nuestros lectores, con quienes se comunican con nosotros, con quienes nos critican, nos apoyan, nos completan con la información que nos aportan. Por eso comenzábamos este editorial con una disculpa. Aunque, la verdad, hay noticias que nunca quisiéramos dar, que jamás quisiéramos haber dado, porque desearíamos que nunca hubiesen existido. Enviamos un cordial saludo a la población de Burgos, una ciudad que a muchos en este diario nos es particularmente querida, y muy especialmente a las personas que han resultados heridas –leves, menos mal, pero ¿quién evalúa las consecuencias morales de algo así?—en este infame atentado. Todos contra ETA: perderán, están perdiendo, están perdidos.