Beneficios empresariales y el abaratamiento del despido

En los tres últimos días se han hecho públicos los resultados de la casi totalidad de las grandes empresas españolas. Dichos resultados demuestran que los resultados siguen siendo positivos aunque se gana menos que en 2008. Pero lo importante, tal y como publicamos aquí, es que se sigue ganando dinero a pesar de las consecuencias descomunales de la crisis.

   Hay crisis. Todos lo dicen. Pero, al parecer, no afecta a las empresas en la medida en que  afectó en la Gran Depresión de los años treinta del siglo pasado... No hay cierres  ni quiebras espectaculares. Sólo hemos asistido a algún concurso de acreedores, es decir, suspensión de pagos, que, además, están en vías de resolverse gracias al buen hacer de los expertos concursales que hay en este país. Muy buenos, por cierto, y con gran experiencia en suspensión de pagos.

   O sea que, bajo el punto de vista empresarial, la cosa no es tan mala. ¿O si? Si nos fijamos sólo en los beneficios, pues vale, pues es así. Pero si miramos la parte social del asunto, comprobamos cómo día a día las colas del INEM de demandantes de empleo o solicitantes de prestaciones para parados, se hacen mas largas y mas, y mas.... Y comprobamos, gracias a la tecnología, lo que hace años sólo podíamos ver con nuestros propios ojos si nos acercamos al corazón de los conflictos. El drama humano que supone llegar a tu puesto de trabajo y comprobar que tu acreditación no te permite, ni siquiera, acceder a tu puesto para recoger tus cosas. Desfachateces del tipo de las de Nissan en Barcelona cuando los mercenarios de recursos humanos justifican la prohibición de entrada de algunos trabajadores afectados por el ERE "porque les llamamos anoche para decirles que estaban despedidos y no les localizamos". Vaya, ya se sabía, pero ahora se constata: aquí se despide con nocturnidad y alevosía. ¿Quiere The Economist periódico que representa los intereses de la capitalista trilateral mejor ejemplo de despido libre y de malos modos?

   Que no venga un tal Díaz Ferrán a pedir abaratamiento del despido: ¿Qué quiere el patrón de patrones? ¿Qué los mercenarios de recursos humanos de Nissan la emprendan a patadas con los trabajadores a los que ni siquiera se les deja acceder a su mesa de trabajo a por sus pertenencias? Hombre, pues entonces que no se queje, ni él ni sus  afiliados si un día llega un bragado de esos trabajadores, que todavía los hay, y les cuelgan del palo mayor de su empresa, para ejemplo de generaciones posteriores.