El equipo de Valverde le dio una alegría merecida a los 9.250 fieles que subieron a Montjuïc y, aprovechando también el empate del Ajax de Amsterdam con el Sparta de Praga, le arrebató el liderato del grupo al Waregem, un equipo semiprofesional pero que llegaba después de haber sorprendido con dos triunfos.
Con un equipo con una buena base de titulares habituales, pues Valverde ya había avisado que este partido podía ser la llave de la clasificación, el Espanyol se gustó en un partido en que mostró una efectividad goleadora inaudita. Prácticamente le entró todo y ya ganaba por 4-1 antes de la media hora de juego.
Corominas abrió la cuenta en el minuto 9, Pandiani firmó el segundo en el 14 y, tras el tanto del Waregem tres minutos más tarde, los belgas se anotaron justo después el tercero en propia puerta en una falta servida por De la Peña, y en el minuto 27 Luis García ponía el 4-1 de penalti.
En la segunda parte, Luis García y Pandiani repitieron y lograron sus dobletes particulares que sellaron una victoria para la historia. Además, con sus goles en este partido, en el que Tamudo tuvo descanso, los dos comparten la condición de máximos goleadores de su equipo esta temporada, con cinco cada uno.
El Espanyol no encontró rival en un equipo que mostró la imagen de debilidad que se esperaba cuando tuvo lugar el sorteo y que refleja su trayectoria en la liga belga, en la que marcha cuarto por la cola, lo que hizo que costase creer que lograse golear en sus partidos ante el Austria Viena (1-4) y el Sparta de Praga (3-1).
Festival para continuar la buena racha
En Montjuíc, no tuvo opciones en ningún momento ante un Espanyol en estado de gracia, que reafirmó la línea de mejora que le ha llevado a perder sólo uno de los 12 últimos partidos --suma siete consecutivos sin caer en la Liga-- y que, además, tuvo un acierto tremendo ante la portería contraria.
Los blanquiazules, que se habían estrenado con un convincente 0-2 en el campo del Sparta de Praga, resolvieron el partido en un primer tiempo que fue un carrusel de goles propio de un amistoso de verano. Lo inauguró Coro, de disparo ajustado al palo desde fuera del área tras una pared con Luis García.
Después, fue el turno de Pandiani, que marcó con un cabezazo certero. Entonces reaccionó el Waregem con un gol de Matthys, también de cabeza, pero acto seguido su defensa Sergeant peinó hacia su portería una falta lanzada por De la Peña. Y lo redondeó Luis García, al transformar un penalti por un derribo sobre Riera.
En la segunda parte, el asturiano también firmó el quinto, esta vez al marcharse solo hacia la portería y regatear al portero, despertando de nuevo la ambición de un Espanyol que había encajado el segundo por una mala salida de Gorka en un saque de esquina que facilitó el tanto de D'Haene, también de cabeza.
Los goles animaron al final un encuentro que los locales habían dormido vista su superioridad y que Valverde aprovechó para ir dosificando a algunos jugadores, como De la Peña y el propio Luis García, y Pandiani puso la guinda con el sexto gol de la noche a siete minutos del pitido final.
Reforzado tras este festival, el Espanyol confirma su mejor momento en lo que va de temporada, atrás deja las dudas que habían puesto en peligro la continuidad de Valverde, y se rearma de moral ante un calendario muy exigente, que comienza con las próximas visitas al Betis y al Ajax y la llegada del Sevilla a Montjuïc.
El Sevilla encarrila el pase a la siguiente ronda
Por su lado el Sevilla ganó el partido correspondiente a la tercera jornada de la liguilla de la Copa de la UEFA, al Sporting de Braga por 2-0 y encarrila, de este modo, el pase a la siguiente fase de este torneo del que los nervionenses son los vigentes campeones, al tiempo que acrecientan el récord de imbatibilidad en su estadio, en el que no pierden desde el pasado mes de febrero.
El cuadro hispalense, con un once prácticamente de gala, salió al ataque desde el primer minuto, encerrando en su área a los portugueses, aunque fueron éstos los que dieron el primer susto con un gol anulado en el minuto 5. De hecho, el Braga fíaba sus posibilidades de triunfo a los contragolpes, sabedor de la mayor calidad técnica de su rival. Sin embargo, el Sevilla parecía por momentos nervioso en defensa, con imprecisiones de Castedo y Escudé.
El partido no estaba, pues, nada claro para el Sevilla y por si hubiera dudas en el minuto 17 Alves cometía un posible penalti, en una jugada en la que Cecinha no llegó por poco para cabecear el 0-1. Las únicas posibilidaes sevillistas de gol llegaban a balón parado, en faltas lanzadas por Renato que nadie remachaba, porque los de Juande Ramos apenas tiraban a portería.
Tal vez el problema consistía en que el Sevilla se creía tan superior, que incluso Alves tiraba mal con el exterior un gran pase atrás de Luis Fabiano en el minuto 22, que era medio gol. Pero los blanquirrojos se crecieron a partir de esta jugada, y Adriano obligaba a continuación a lucirse al meta visitante, Paulo Santos, que enviaba a córner un tiro certero del carioca.
El acoso sevillista se acrecentaba minuto a minuto, hasta el punto de que Paulo Santos salvaba de nuevo a su equipo por partida doble, ante sendos ocasiones de Puerta y Kanouté, pero que no pudo hacer nada cuando, a cuatro minutos del descanso, un certero centro de Adriano lo empujaba Luis Fabiano a la red, abriendo al fin la 'lata' portuguesa.
La segunda mitad arrancó con un 'centrocampismo' plácido para el Sevilla, aunque Alves casi anota el segundo en un afortunado centro-gol. El Sporting de Braga, pese a todo, lo intentaba, pero su falta de fe a estas alturas, con el marcador en contra, hacía difícil que el empate visitante llegara a materializarse.
Por este motivo, el técnico sevillista, Juande Ramos, comenzó a reservar efectivos y dio entrada a Chevantón, salido por fin de su larga lesión, en lugar de Luis Fabiano. El interés del choque se centraba ahora en saber cuándo llegaría el 2-0, porque el Sevilla, que jugaba con una evidente relajación, ni siquiera se inquietó cuando el Braga hizo un doble cambio en busca de la igualada.
Y por supuesto llegó y además fue un gol especial, porque significó el estreno goleador de Chevantón con el Sevilla, en una jugada iniciada por Renato que el charrúa remachó tras rechazar el portero. Aún pudo haber un tercero, cuando Puerta envió al palo el cuero en pleno festival hispalense, aunque a renglón seguido Frechaut falló el 2-1 cuando tenía toda la portería para él, en una acción que quedó en mera anécdota.
El Newcastle deteriora las opciones europeas del Celta
Por último, el Celta dilapidó gran parte de sus opciones de seguir adelante en la Copa de la UEFA después de ceder en St James' Park ante el Newcastle (2-1), venido a menos en los últimos años, pero capaz de remontar el tanto inicial de Canobbio con sendos remates de cabeza.
El equipo de Fernando Vázquez desaprovechó una excelente oportunidad de haber dado un paso adelante en su grupo y en cambio se complica sobremanera sus opciones después de que en dos jornadas sólo haya sumado un punto, tras empatar con el Eintracht de Franfurt alemán en Balaídos.
Ahora, el cuadro gallego, que sigue mostrando la imagen irregular de la presente campaña, se ve obligado a ganar en casa la semana próxima al Fenerbahçe turco y posteriormente al Palermo italiano a domicilio para hacer cuentas y estar entre los tres primeros del grupo.
Los celtarras, capaces de imponer su estilo en plazas como el Bernabéu y Riazor, sucumbieron consecuencia de su falta de ambición en el segundo acto y de las torres del cuadro británico. Primero el gigantón Sibierski a la media hora de juego y cuando el partido languidecía el central Taylor a la salida de un córner, aprovechando su envergadura para rematar en franquicia, liquidaron todo lo que había guardado con mimo el equipo español.
El Celta se había adelantando a los diez minutos por medio de Canobbio, pero siempre estuvo demasiado atrás, mostrándole el camino al Newcastle. El cuadro inglés, decimoséptimo en la Premier, jugó con sus limitaciones, en largo y buscando rechaces, pero sí puso mayor empeño y la jugada le terminó saliendo completa, con la clasificación de su mano y una amplia sonrisa por el 'modus operandi'.
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