"Evidentemente el presidente Uribe está en su legítimo derecho de expresar los alcances de este tipo de acuerdos que, desde nuestro punto de vista, no existe ningún tipo de justificación", señaló Falconí a la emisora Sonorama.
El canciller ecuatoriano habló así en relación con la gira que Uribe va a emprender este martes por Perú, Chile, Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay, y posiblemente Bolivia, con el fin de exponer el contenido y fines del acuerdo con EE.UU.
En "América Latina debemos ya desechar esta presencia de bases extranjeras", subrayó Falconí, para quien lo importante es concentrarse en tener programas públicos de combate a la pobreza, reducir las desigualdades y lograr bienestar.
El canciller opinó que la gira de Uribe por Suramérica obedece a la preocupación demostrada por mandatarios de la región acerca de un incremento de la presencia militar estadounidense en su país.
Para Falconí, la instalación de militares estadounidenses en Colombia no solo preocupa a los Gobiernos de Ecuador y Venezuela, vecinos de Colombia, sino a "un conjunto de mandatarios" de la región.
Concretamente el presidente de Brasil, Inácio Lula Da Silva, y la presidenta de Chile, Michele Bachelet, "han hecho declaraciones públicas respecto a este tema", recordó.
Falconí indicó que la decisión de Ecuador de no renovar el acuerdo con Estados Unidos que permitió a los militares de ese país usar la base de Manta para operaciones antinarcóticos en la región desde 1999 obedece al objetivo de "recuperar la soberanía", que, según dijo, es parte del proceso de cambio que vive América Latina.
El asunto del acuerdo colombo-estadounidense para el uso de las bases será tratado en la cumbre de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) en la que Ecuador asumirá la presidencia pro tempore del grupo el 10 de agosto en Quito.
Uribe, cuyo país forma parte de Unasur, no asistirá a esa reunión, una ausencia que, según Falconí, "se puede entender que es justificada", pues los dos países "tienen rotas sus relaciones".
Falconí opinó que Uribe posiblemente realizó una valoración política y diplomática de lo que implicaba su presencia en Ecuador y decidió no asistir pese a que se envió una invitación formal por parte del Gobierno ecuatoriano.