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Con acritud y sin 'acritú'

Con acritud y sin "acritú"

viernes 07 de agosto de 2009, 08:46h
La oposición que tanto Felipe González como Alfonso Guerra le hicieron en el Congresoo a Adolfo Suárez en su segundo gobierno fue especialmente beligerante en la que primó la descalificación sobre las propuestas. Quizás, por ésta experiencia, cuando a González le tocó a él ser presidente del gobierno, cuando criticaba alguna cuestión de la oposición lo enmarcaba en un término: “sin acritud”. Quería distinguir lo que es un lenguaje de trinchera y de partido en la oposición, a lo que tiene que ser el lenguaje de alguien cuando preside una institución que representa al conjunto de la ciudadanía.

En Euzkadi vivimos tiempos en los que el Gobierno funciona como oposición y la oposición, ante la crisis, no le queda otro remedio que hacer propuestas de gobierno. Pero lo curioso es que el lenguaje del socialismo gobernante es un lenguaje pleno de “acritú” y de fijación hacia Juan José Ibarretxe cuya única salida a pista ha sido para acudir a las fiestas de las Magdalenas en Bermeo, con un éxito extraordinario, así como la mención que le han hecho las encuestas como el político vasco mejor valorado.

Pero tanto Sanz como Revilla, siendo contestados por López, no dejaron de zaherirle en sus declaraciones y discursos. El primero porque al parecer Ibarretxe cuestionaba la identidad navarra aunque hayamos visto, al poco, lo que ha durado la luna de miel anunciada al quejarse el portavoz del gobierno navarro, Alberto Catalán de que el término Euskal Herria, invade su marco lingüístico. No deja de ser algo curioso que un señor que se apellida Catalán diga que Euskal Herria no sea un término propio del ámbito de existencia de la “lingua navarrorum”.

De Revilla poco hay que decir. Me comentaba un socialista cántabro el tipo de negociación que cada cuatro años hace éste señor: “Gana las elecciones el Partido Popular y le ofrecen a él ser vicepresidente. Con éste dato, acude a los socialistas y dice: “Os ofrezco la vicepresidencia si me votáis como presidente. La Vicepresidencia ya la tengo”. Y así funciona con sus anchoas y su populismo de casino ejerciendo el poder y diciendo enfático que Ibarretxe le invitó a visitar Euzkadi pero él se negó porque no podía ir a una Comunidad donde la mayoría de sus políticos viven con escolta. Todo esto dicho con sonoras descalificaciones hacia el anterior inquilino de Ajuria Enea. Sin embargo, semejante aseveración no le ha impedido recibir por todo lo alto al nuevo inquilino y decirle que es un hombre “imprescindible”. Como se ve, lo que late en las dos visitas no es un simple tratamiento institucional, sino un evidente frentismo españolista hecho además con “acritú”, como decía González que no había que hacer las cosas cuando uno es presidente.

Asimismo acaban de visitar el Parlamento Vasco y Ajuria Enea los miembros de la actual Mesa del Senado español presidido por el alavés Javier Rojo y tanto él como López, aludieron con acritud a la etapa anterior porque ellos están “para mantener los puentes que nos unen y no poner barreras que luego no sepamos levantar”. Este periódico titulaba la noticia de éste viaje de esta manera: “López defiende la colaboración leal con el estado, sin las “aventuras” de Ibarretxe”.

Cuando estuve con Rojo en Madrid le reclamé lo que había dicho con sus reproches entre dientes porque la Mesa del Senado de la anterior legislatura había sido la que había visitado por primera vez tanto al Parlamento Vasco como a Ajuria Enea donde Izaskun Bilbao nos había atendido extraordinariamente bien y recepcionado una horrible escultura que le regalamos llamada “La Fuente de los Sueños” e invitado a comer al Portalón. Lo mismo ocurrió en Ajuria Enea. Ibarretxe nos recibió y atendió por espacio de más de una hora hasta el punto de que el ex presidente de Castilla-León y actual vicepresidente del Senado Juan José Lucas, del P.P, había quedado tan bien impresionado por la entrevista que nos había comentado: “todo impecable”. Hasta la corbata que la buena de Begoña Revuelta nos había entregado tras el encuentro. ¿A qué viene ahora desconocer esa buena relación tejida por los anteriores representantes institucionales no habiendo faltado nunca Ibarretxe a ninguna cita programada por Javier Rojo en el Senado con todos los presidentes autonómicos?. Pues muy sencillo. A que no se sabe diferenciar el lenguaje de partido del lenguaje institucional.

Por otra parte ¿a qué viene el Gobierno Vasco en anunciar unilateralmente por sí y ante sí que tenga que ser Agustín Ibarrola el encargado de instalar una escultura en recuerdo de las Víctimas de ETA en espacio público de Ajuria Enea como si en Euzkadi estas hubieran sido las únicas, desgraciadamente, desconociendo a las demás y haciendo el encargo de manera directa al escultor más agrio contra el nacionalismo vasco institucional?. ¿No hubiera sido mejor un poco de mano izquierda para elegir alguien menos crítico contra el PNV, a quien atribuye poco menos que hasta el bombardeo de Gernika, habiendo tantos y tan buenos escultores en Euzkadi para algo que tiene que servir para unir y no para enfrentar?. Ibarrola es un hombre meritorio, pero muy pasado de rosca, que le organizó al propio Rojo toda una tamborrada cuando la Mesa del Senado le regaló a los príncipes por su boda un cuadro de Mari Puri Herrero y no de él.

Pues se hace el encargo con especial acritud y falta de visión de la jugada.
Pero hablando de acritudes, ninguna tan concentrada, como la del ex consejero socialista José Ramón Recalde que a diferencia de sus compañeros de partido, que dicen lo contrario, contestaba a David Guadilla que no añoraba las alianzas con el PNV “porque nos fue muy mal”. De esa entrevista no sale malparado solo Ibarretxe, sino también Ardanza e Imaz, que ya es decir. Puede ser, hasta cierto punto entendible, en alguien que como afirma tiene  presente diariamente el atentado que sufrió y reconoce no haberlo superado ni querer hacerlo. Lo malo es que quien no conozca su historia parecería que el atentado no fue obra de ETA sino de alguien del PNV.
Pero no discuto su amargura y fijación, que incluso se puede disculpar aunque no la notable vehemencia que utiliza, sino algo que afirma y que por haberlo oído en otros lugares, deseo aclarar. Recalde se queja, entre otras muchas cosas, y, con acritud, que el nacionalismo vasco le negó a Ramón Rubial el título de Lehendakari. Y no es verdad porque el Lehendakari era otro y estaba en el exilio y lo era en ese momento Jesús María de Leizaola, elegido tras la muerte de José Antonio Aguirre en 1960, entre otros, por los consejeros socialistas. Ramón Rubial fue presidente de una preautonomía sin apenas competencias y después de que la UCD le votara en contra de Ajuriaguerra. Y, que yo sepa, dos Lehendakaris a la vez, no podía haber. ¿A qué viene utilizar semejante argumento si no es desde la acritud más depurada?. ¿No fue Garaikoetxea también presidente del Consejo General Vasco en 1979 como Rubial, no habiendo sido elegido Lehendakari hasta marzo de 1980?.

Quizás por todo esto sea bueno celebrar, como fiesta, no tanto la aprobación del segundo estatuto de autonomía de la historia, el conocido como de Gernika y que aún no ha sido completado, cada 25 de octubre coincidiendo con un aniversario más de la abolición foral, sino la elección del primer gobierno vasco de la historia, un ejecutivo de concentración, que lo fue el 7 de octubre de 1936.

Ese si fue un hito, y no tanto el 25 de octubre, que entre otras razones es el día del cumpleaños de Antonio Basagoiti. Y eso ya sería demasiado. Dicho sin acritud.
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