El ministro coordinador de la Política Económica ha declarado que el país ha crecido a un ritmo lento, pero que eso no significa que estemos en recesión. No obstante, las cifras, la experiencia de la economía real y diverso analistas contradicen al ministro.
Los dos últimos trimestres de los cuales se cuenta con datos del Banco Banco Central, el último de 2008 y el primero de 2009, la economía decrece en 0,25% y 1,69%; y de acuerdo a los criterios técnicos, las tasas de crecimiento negativas en dos trimestres seguidos se califican como recesión.
Otros indicios del frenazo de la economía son la caída de los depósitos en el sistema financiero privado en alrededor de $600 millones el primer semestre de 2009 y la reducción del crédito en $800 millones en ese mismo lapso. El sector productivo fue el más afectado; la cartera en él cayó en $530 millones.
La inversión directa el primer trimestre de 2009 fue de $116 millones, en tanto el primer trimestre del año precedente fue de $426 millones.
Como señala el economista Pablo Dávalos, que colaboró con Rafael Correa cuando este último se inició en al vida pública como ministro de Economía en el Gobierno de Alfredo Palacio, "la recesión que el país vive es consecuencia de falta de políticas económicas de largo plazo". Para Jaime Carrera, del Observatorio de Política Fiscal y analista de HOY, "el fracaso del Gobierno es evidente pues el flujo de capital y las remesas no conforman un 9% del PIB". Es decir, hay un alto grado de responsabilidad de la conducción económica del Gobierno en la señales de recesión que revelan la caída del PIB en dos trimestres seguidos.
Una política económica contradictoria, sin rumbo ni metas claras de mediano y largo plazo lleva al estancamiento de la economía.
La sensatez debería llevar al Gobierno a no seguir por ese camino cuyos resultados han sido el decrecimiento económico.
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